Se denomina feudalismo a un modo de organización social que estuvo vigente en el medioevo. Este sistema se estructuraba en base a feudos: un contrato mediante el cual un señor feudal o un monarca cedía a otro individuo rentas en usufructo o un terreno a cambio de diversas prestaciones (como la obligación de brindarle servicio militar y de respetar la relación de vasallaje).
El feudalismo, por lo tanto, se basaba en el vínculo de fidelidad y de dependencia que el vasallo debía a su señor, y en la contraprestación dada por éste. Por sus características, este régimen implicaba una descentralización del poder, ya que los nobles que controlaban los castillos y las fortificaciones ubicadas en zonas rurales actuaban como las autoridades más cercanas a la gente.
El vínculo entre el vasallo y el señor
Puede entenderse el feudo como una unidad socio-económica. El vasallo era quien trabajaba la tierra: podía pagarle un monto fijo al señor (en monedas o en especies) o entregarle parte de la cosecha.
Es importante tener en cuenta que el vasallo no era un esclavo, sino un hombre libre, más allá de la evidente subordinación hacia su señor. Por eso, para el marxismo, el feudalismo suponía una condición intermedia entre el capitalismo y el esclavismo.
Más allá del aspecto económico, el feudalismo también implicaba diversos ritos e instituciones. A través de una ceremonia conocida como homenaje, el vasallo se ponía de rodillas y sus manos eran tomadas por el señor. Luego, este último investía al primero, entregándole el feudo mediante algún símbolo.
El final del feudalismo
Varias causas llevaron al final del feudalismo. El agotamiento de los terrenos usados para el cultivo, la aparición de epidemias y el crecimiento de la burguesía favorecido por el comercio son algunos de los factores que propiciaron la caída del régimen feudal.
Precisamente, se conoce como crisis del feudalismo a la etapa en la que tuvo lugar su decadencia, en la cual tuvieron lugar los hechos citados en el párrafo anterior, además de la hambruna que ocurrió a causa de la insuficiencia de alimentos, que derivó en un gran número de muertes. Las enfermedades de alta gravedad, muchas de las cuales se convirtieron en epidemias, también contribuyeron con este período, y un ejemplo muy conocido fue la peste negra, que disminuyó considerablemente la población de Europa.
Desde el siglo XIII en adelante, los avances en las técnicas de la agricultura y el inevitable crecimiento del comercio llevaron a una presión por parte de la burguesía para conseguir que se abriera la economía más allá de las urbes, se garantizara el comercio seguro y se replantearan los tributos de peaje, que tan abusivos eran en esa época. Las normas se volvieron más justas e igualitarias, con castigos más duros para los criminales y más oportunidades para los trabajadores honrados.
Otros factores que propiciaron su desaparición
A medida que se abrían las rutas comerciales, aumentaba la riqueza de las ciudades, y este aumento en la libertad contribuyó con el desvanecimiento del feudalismo, ya que todos los habitantes podían prosperar por sus propios méritos. Los señores feudales comenzaron a tener problemas para conseguir las prestaciones que les correspondían. Mientras los vasallos exigían pagos en metálico por los servicios militares que les prestaban, poco a poco los señores empezaron a usar el dinero para contratar tropas entrenadas de forma profesional.
Otro factor que favoreció la contratación de tropas por sobre las relaciones típicas del feudalismo fue la aparición de armas como la pica y el arco, que disminuyeron la eficacia de la caballería en las batallas. Durante los siglos XIV y XV, el feudalismo decayó a un ritmo mayor, en un principio atravesando una cierta distorsión hasta que finalmente se diluyó por completo.