El adjetivo fiel, que proviene del vocablo latino fidēlis, permite calificar a aquel que no traiciona la confianza que le otorgaron. El individuo fiel, por lo tanto, mantiene siempre la lealtad.
El concepto suele usarse respecto a la fidelidad que se deben mutuamente los miembros de una pareja sentimental. Por ejemplo: “Hace cuarenta años que estoy casado y siempre le he sido fiel a mi pareja, “Te juro que trato de ser fiel, pero me cuesta mucho y suelo equivocarme”, “Descubrí que Ricardo no le es fiel a su novio: no sé si debo decírselo”.
La fidelidad en las relaciones de pareja es algo que la mayoría de la gente considera absolutamente incuestionable, al menos mientras habla del tema con personas que no son de su confianza, ya que también es sabido que un gran porcentaje de ellas son infieles. Esto resulta muy difícil de entender, dado que nadie nos obliga a tener una sola pareja, sino que lo aceptamos de común acuerdo; por lo tanto, ¿por qué luego rompemos nuestra promesa a espaldas de alguien a quien supuestamente amamos y respetamos?
Ser fiel a la pareja debería ser muy fácil, extremadamente fácil: simplemente, se trata de cumplir con lo que le hemos prometido a nuestra otra mitad. Así de simple. Si comenzamos a salir con alguien y ambos dejamos claro desde el primer día que en nuestra relación no hay lugar para terceros, entonces no debería haberlo. Pero por sencillo que parezca en la teoría, todos los días, en todo el mundo, millones de individuos caen en la tentación y destruyen un lazo que probablemente les hacía bien.
El machismo intenta hacernos creer que en las parejas heterosexuales los hombres tienen una mayor tendencia a la infidelidad que las mujeres, pero en realidad esta falta de respeto puede cometerla cualquier persona, de cualquier sexo y sexualidad, y es igualmente lamentable en cualquier caso. A pesar de lo que muchos dicen para justificar sus acciones, ser fiel no es ser tonto; por el contrario, es ser justo, agradecido de tener a alguien que nos quiere y desea estar con nosotros.
En el terreno de la religión, se conoce como fiel al creyente. El fiel tiene fe y respeta los principios y las normas de los líderes religiosos: “Miles de fieles se congregaron en la mezquita”, “Un grupo de fieles se comprometió a restaurar la iglesia tras los daños provocados por el terremoto”, “El papa llamó a los fieles a ser solidarios con los más pobres”.
Fiel, por otra parte, es algo exacto, que reproduce lo real o la verdad de manera precisa. Una copia fiel, en este sentido, es una reproducción de un documento que se encuentra certificada por un funcionario, quien se encarga de dar fe acerca de la conformidad con el original. Esto quiere decir que la copia fiel presenta el mismo contenido que la documentación observada por el funcionario.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), fiel también era la denominación de un empleado público que se encargaba de controlar medidas y pesos y del responsable de recolectar los diezmos.
Si buscamos el término fiel en el diccionario de sinónimos, encontramos tres grupos bien diferenciados: por un lado, tenemos noble, honesto, leal, sincero y honrado, con sus respectivos antónimos desleal e infiel; en segundo lugar están seguro, cierto, verídico y exacto, opuestos a falso e inexacto; creyente, feligrés, adepto, seguidor y devoto. Como puede apreciarse, se trata de una palabra muy amplia, cuyo significado depende en gran parte del contexto aunque siempre tiene un matiz de fondo: habla de algo o alguien que se mantiene cerca de otra cosa, persona o valor.
