El adjetivo gamberro se emplea para calificar a aquel o aquello que resulta desenfrenado, licencioso, degenerado o inmoral. Un individuo gamberro, por lo tanto, es grosero, irrespetuoso y desconsiderado.
Por ejemplo: “De adolescente era gamberro, pero luego maduré y comencé a actuar de forma civilizada”, “Un grupo de gamberros destruyó un monumento en la Plaza de Armas”, “Quisiera conducir un programa televisivo a la medianoche que sea gamberro y divertido”.
El concepto no solo se emplea respecto a las personas: también puede aludir a acciones, hechos, etc.: “En este museo no hay lugar para el arte gamberro”, “Los gritos gamberros de los jóvenes escandalizaron a la mujer”, “La película se caracteriza por el humor gamberro”.
Es importante señalar que el diccionario de la Real Academia Española no indica una región de habla hispana en la cual se use este término con mayor frecuencia, por lo cual podemos asumir que es de fácil comprensión independientemente del contexto geográfico. Al buscarlo en el diccionario de sinónimos, obtenemos los siguientes resultados: sinvergüenza, maleducado, chulo, travieso, desvergonzado, bruto, incivil, vándalo y alborotador.
Entre los sinónimos recién mencionados, encontramos algunos que pueden servir para sustituir a la palabra gamberro en casi cualquier caso, pero también otras cuyo significado es demasiado reducido o específico. En el primer grupo están chulo, vándalo y sinvergüenza, entre otros, mientras que travieso y maleducado pertenecen al segundo. La descripción de «un niño travieso» no se corresponde con la de «un adolescente gamberro», por ejemplo, y algo similar podría decirse con respecto a «maleducado».
Una distinción que sí hace la academia de la lengua corresponde a la forma femenina de este término, es decir a gamberra, que en Andalucía se usa como sinónimo de «prostituta». Sobra decir que no se trata de una palabra propia de la lengua culta, sino del habla cotidiana vulgar, entre personas de mucha confianza o con un grado de educación bajo.
En definitiva, gamberro es una palabra que tiene un uso principal y otro regional, y que suele servir a los adultos para denunciar el mal comportamiento de los jóvenes y adolescentes, tanto en los casos en los que realmente infrinjan las reglas de la ley como en ciertas ocasiones que les generen resentimiento a los primeros por no poder recuperar la juventud.
De hecho, es muy común llamar gamberro a alguien en tono de broma, incluso con cariño. Tomemos por ejemplo una conversación entre un padre y su hijo, en la cual el primero le dice al segundo «Ay, hijo mío, si tan sólo no fueras tan gamberro y te parecieras un poco más a tu hermano»; aquí no estamos ante un individuo que reúna todas las características del gamberro, o al menos no las peores, sino que se trata probablemente de un chico travieso, al que le cuesta centrarse en la vida.
Gamberro, por otra parte, fue un dúo argentino de música pop que surgió del reality show “Escalera a la fama” en 2003. El grupo, formado por Patricio Guevara y Carlos Silberberg, editó un único disco, titulado también “Gamberro”, que alcanzó un gran éxito.
Gamberro también es el nombre de un restaurante que se encuentra en Bogotá, la capital de Colombia. El pulpo parrillado, el osobuco de ternera y la torta de zanahoria son algunos de los platos que forman parte de su menú.
La ciudad española de Zaragoza cuenta con otro restaurante llamado Gamberro. Se trata de un emprendimiento del chef Franchesko Vera que ofrece menús cerrados y a ciegas. Entre las creaciones de Vera que se sirven en Gamberro, se destacan las lenguas de pato, las borrajas en tempura con dióxido de carbono y la cresta de pollo en crema de erizos.