Las evaluaciones suelen formar parte de los procesos educativos. Al evaluar a los alumnos, los docentes estiman el rendimiento académico de los estudiantes y advierten qué conocimientos adquirieron a lo largo del curso.
Existen distintas metodologías de evaluación. Se llama heteroevaluación al examen que realiza una persona diferente del propio evaluado.
La heteroevaluación, por lo tanto, resulta opuesta a la autoevaluación. Mientras que en la autoevaluación el alumno se responsabiliza del proceso de aprendizaje y de sus resultados, la heteroevaluación implica la inclusión de una mirada externa.
Cómo se desarrolla la heteroevaluación
Lo habitual es que la heteroevaluación sea desarrollada por el maestro o el profesor. De todos modos, también puede suponer la participación de la familia del estudiante u otros agentes.
En algunos casos, la heteroevaluación posibilita que se sume al proceso de enseñanza y aprendizaje alguien que no forma parte de la comunidad educativa en cuestión. Así se fomenta un modelo de educación alternativo, que incorpora a otros actores para enriquecer la formación.
A nivel general, la heteroevaluación apunta a la detección de los errores y los aciertos del alumno a la hora de transmitir los conocimientos adquiridos. Según los resultados de esta prueba, se pueden realizar los ajustes necesarios en la labor educativa para optimizar el trabajo.
La heteroevaluación, en definitiva, analiza el cumplimiento de los objetivos planteados en el currículo. Si el estudiante consigue demostrar que ha aprendido los conceptos estipulados, obtendrá una buena calificación. Por el contrario, si no logra evidenciar que el aprendizaje ha sido exitoso, reprobará. No aprobar la heteroevaluación revela que el estudiante aún no ha desarrollado las competencias previstas.
Diferencias con otros métodos
Retomemos por un momento el concepto de autoevaluación y sumemos el de coevaluación, para definirlos brevemente y contrastarlos con el de heteroevaluación:
* la autoevaluación consiste en darle al alumno el poder de determinar el grado de corrección de su propio trabajo. Ya sea un examen o un documento de investigación, el objetivo de esta propuesta educativa es que asuma la responsabilidad de detectar y señalar sus propios errores ante el docente y, por lo general, el resto de la clase;
* la coevaluación, en cambio, consiste en pedirles a todos los alumnos que se evalúen entre ellos. En este caso es necesario brindarles una serie de herramientas antes de dar comienzo al proceso, para que tengan una guía de procedimiento y sepan expresar los resultados a sus compañeros.
Una de las ventajas de la autoevaluación es la puesta a prueba de la sinceridad: el alumno debe afrontar con madurez sus propios errores en lugar de intentar ocultarlos. Esto lo ayuda a entender que la perfección no es el objetivo de la enseñanza, sino la superación de los obstáculos por medio del esfuerzo. La coevaluación sirve para fomentar la comunicación entre los estudiantes y puede enriquecer su capacidad de expresión oral al enfrentarlos a situaciones poco comunes: ellos suelen ser los receptores del veredicto, pero pasan de pronto a ser los emisores.
Ventajas de la heteroevaluación
Gracias a la heteroevaluación, también es posible derribar las barreras de la educación tradicional, que ponen al maestro como único actor en la evaluación de sus alumnos. Si bien esta estructura entra en la definición de heteroevaluación, para aprovechar todo lo que puede ofrecernos este proceso es importante incluir más agentes, como ser los padres del estudiante o incluso el resto del personal docente.
No debemos olvidar que en el ámbito científico es común realizar al menos una comprobación antes de almacenar un resultado. Pues en la educación debería ocurrir lo mismo. ¿Por qué no invitar a los profesores de lengua, geografía y psicología a evaluar el rendimiento de un alumno en un examen oral de historia? La opinión de cada uno puede ser enriquecedora para todas las partes.