En el latín es donde se encuentra el origen etimológico del término iletrado que ahora vamos a abordar. Exactamente es fruto de la suma de los siguientes componentes léxicos de dicha lengua:
-El prefijo “in-”, que significa “no”.
-El sustantivo “littera”, que es sinónimo de “letra”.
-El sufijo “-ado”, que se usa para indicar que “alguien ha recibido la acción”.
Iletrado es un adjetivo que permite referirse a quien no sabe leer ni escribir. Se trata, por lo tanto, de un sinónimo de analfabeto.
El concepto, a su vez, es el antónimo de letrado. Antiguamente se calificaba como letrado al individuo que sabía escribir y/o leer. En la actualidad, se le dice letrado al sujeto instruido, erudito o culto; por extensión, un iletrado es alguien que no tiene grandes conocimientos (aunque sepa leer y escribir).
Por ejemplo: “Mi abuelo era un inmigrante iletrado que logró progresar en este país gracias a su esfuerzo”, “La verdad es que soy iletrado en cuestiones económicas, pero no creo que solicitar un préstamo al Fondo Monetario Internacional sea una buena idea teniendo en cuenta los antecedentes de dicho organismo”, “No voy a dejar que ningún iletrado político venga a decirnos cómo tenemos que gobernar”.
Otras palabras que ejercen como sinónimos de iletrado son inculto, ignorante, nesciente, profano o ignaro. Por el contrario, además del ya citado, otros antónimos de iletrado son culto y sabio, por ejemplo.
Ser iletrado supone una desventaja ya que el conocimiento es un recurso valioso en todos los ámbitos. Una persona que no sabe leer ni escribir es casi imposible que acceda a un empleo bien remunerado. A su vez tendrá dificultades para defender sus derechos.
Incluso un adulto que no es analfabeto pero que no sabe computación ni maneja otro idioma más allá de su lengua materna puede resultar iletrado en muchos ámbitos ya que la sociedad demanda cada vez más conocimientos. En el siglo XXI, no alcanza con saber leer y escribir para crecer en el plano laboral, excepto en determinados sectores.
Por eso combatir el analfabetismo y lograr que cada vez haya menos iletrados es un objetivo que se plantean todos los gobiernos. Favorecer el acceso a la educación, en este marco, es imprescindible.
Aunque ahora, en pleno siglo XXI, se está trabajando para acabar con el analfabetismo reinante y con el hecho de que existan personas iletradas, lo cierto es que décadas atrás había muchos ciudadanos que lo eran incluso en países del llamado «Primer Mundo». Esta situación se producía porque, por ejemplo, en zonas rurales con una economía deficiente los niños y niñas tenían que ponerse a trabajar a temprana edad tanto dentro como fuera de sus casas en pro de mejorar la situación familiar.
En la actualidad, según datos que manejan distintos organismos mundiales y ONG´s, hay un 15 % de la población del planeta que es analfabeta. Por eso, se trabaja por llevar a cabo medidas en pro de acabar con ello. En concreto, se opta por, en las zonas subdesarrolladas y donde hay más niños en esa situación, acometer campañas informativas en la calle e incluso realizar todo tipo de actividades culturales y de concienciación al respecto.