El diccionario de la Real Academia Española (RAE) reconoce varios significados de inteligencia, un término que deriva del vocablo latino intelligentia. El concepto puede aludir a la capacidad de comprensión, a la habilidad que se tiene para la resolución de problemas o a una destreza, por ejemplo.
El adjetivo kinestésico, en tanto, no es reconocido por la RAE. Sí aparece la noción de kinésico como aquello vinculado a la kinésica o kinesia: es decir, a los movimientos del cuerpo, las posturas y la gestualidad que componen el lenguaje no verbal. La cinestesia, por otro lado, se relaciona a cómo un individuo percibe el equilibrio y las posiciones de las distintas partes de su cuerpo.
A partir de estas definiciones, podemos avanzar con la idea de inteligencia kinestésica. Así se denomina a la capacidad para controlar y optimizar el desenvolvimiento físico.
Qué es la inteligencia kinestésica
La inteligencia kinestésica fue descripta por el estadounidense Howard Gardner. Este pensador propuso la teoría de las inteligencias múltiples como un modelo para entender el funcionamiento de la mente.
De acuerdo a Gardner, la inteligencia consta de distintas capacidades autónomas e interrelacionadas. Una de ellas es la inteligencia kinestésica, también llamada inteligencia corporal kinestésica o inteligencia corporal cinestésica.
Esta inteligencia se vincula al aprovechamiento del cuerpo como herramienta de expresión, creación, competición y resolución de problemas. La inteligencia kinestésica permite controlar con precisión los movimientos corporales voluntarios, combinando flexibilidad, velocidad, fuerza y otros factores.
Su utilidad
Suele indicarse que la inteligencia kinestésica implica una coordinación eficiente de la mente y el cuerpo. Supone la posibilidad del control de los movimientos y la utilización del físico de manera competente.
Por lo general, los artesanos, los bailarines, los músicos, los relojeros, los cirujanos y los deportistas son personas con una inteligencia kinestésica muy avanzada. Estas habilidades resultan indispensables en sus ámbitos laborales.
Cómo desarrollar la inteligencia kinestésica
La educación física y las actividades deportivas constituyen los recursos más elegidos para fomentar el desarrollo de la inteligencia kinestésica. Las rutinas de ejercicios y los entrenamientos son valiosos para el fortalecimiento de estas cualidades.
Sin embargo, existen otros mecanismos que sirven para potenciar la inteligencia kinestésica. Hacer objetos geométricos con volumen, armar maquetas y actuar en obras de teatro son acciones que ayudan.
Hasta un paseo puede reforzar la inteligencia kinestésica. Cuando alguien tiene la posibilidad de explorar y descubrir a través de sus sentidos, mejora esta clase de prestaciones.
Algunos ejemplos
La inteligencia kinestésica se aplica en múltiples ocasiones. El bailarín de ballet que ejecuta con precisión los movimientos que indica una coreografía, por mencionar un caso, está haciendo uso de su inteligencia kinestésica.
Lo mismo hace el cirujano que debe realizar una intervención quirúrgica muy compleja. Asimismo, utilizan la inteligencia kinestésica el joyero que fabrica una pieza y el baterista que marca el ritmo de una banda de rock.
Los jugadores de básquetbol o baloncesto también necesitan una buena inteligencia kinestésica. El control del cuerpo les permite desempeñarse con éxito e incluso cumplir con los requerimientos del reglamento de este juego.