ISP es una sigla que puede hacer referencia a diferentes cuestiones. Por lo general, estas tres letras aluden a la expresión de la lengua inglesa “Internet service provider”, o “proveedor de servicios de Internet” en nuestro idioma.
Un ISP, en este sentido, es una compañía que ofrece conexión a Internet. Esto quiere decir que los clientes de un ISP pueden conectarse a la Web gracias a la infraestructura aportada por la empresa (cablemódem, ADSL u otra).
Cuando Internet se transformó en una red abierta a usuarios en general, surgieron los ISP para comercializar dicho servicio de conexión. En los inicios, las conexiones se realizaban mediante la línea telefónica (dial-up) y los internautas, por lo general, debían pagar según el tiempo que permanecían online.
Gracias al avance de la tecnología, fueron surgiendo otros sistemas que incrementaron la velocidad de conexión y modificaron los planes de acceso. Hoy en día los ISP ofrecen conectividad de banda ancha.
Movistar, Fibertel, Claro, DirecTV, AT&T y Comcast son algunos de los ISP más conocidos en diferentes países. Varios ISP no solo comercializan la conexión a Internet, sino que además brindan otros servicios (de telefonía celular o móvil, TV por cable, etc.).
En Chile, por otra parte, ISP es el Instituto de Salud Pública. Se trata de una entidad que depende del Ministerio de Salud y cuya función está vinculada a mejorar las condiciones de la salud pública. Los orígenes del ISP se remontan a 1892, cuando fue creado el Instituto de Higiene.
Se conoce con el nombre de hosting ISP al conjunto de servicios que administran servidores de Internet para darles a las organizaciones o individuos que los contratan la posibilidad de subir contenido a la red. Existe una amplia variedad de servicios de este tipo, que se diferencian en sus prestaciones y, por supuesto, en su precio.
Esta clase de ISP puede ofrecer a sus clientes un servicio de alojamiento en servidores con diferentes características, según sus necesidades, para que almacenen allí sus sitios y programas. Por lo general, estas personas tienen, a su vez, sus propios clientes, que acceden al contenido alojado en los servidores, ya sea de manera directa y activa como indirecta y pasiva, según se trate de sitios de Internet, aplicaciones para móviles, etcétera.
Sobra decir que los recursos necesarios para mantener un servicio de dichas características son considerables, tanto a nivel material (el espacio físico, los equipos, el cableado, la refrigeración) como humano (el cuidado de la red, los análisis para detectar errores, la actualización de los equipos). Esto acarrea la necesidad de una inversión económica que repercute en el precio final del servicio.
Para las empresas no siempre es tan fácil escoger un ISP adecuado, ya que las publicidades no les aportan los datos específicos que deben tener en cuenta. Esto se aplica tanto a las grandes como a las pequeñas empresas, aunque estas últimas son las que menos recursos económicos, y por ello deben informarse especialmente bien antes de tomar la decisión.
Entre los puntos a evaluar detenidamente antes de contratar un ISP se encuentran los tipos de conexión que ofrecen, la velocidad del ancho de banda, el precio del equipo y del alta, además de la letra pequeña en lo que respecta a las condiciones de uso y permanencia. Este último aspecto es el más determinante en los casos en los que el cliente decide cambiar de proveedor al poco tiempo de comenzado el contrato.
Otro uso de ISP se relaciona a “In-system programming” o “programación en el sistema”, una característica de determinados circuitos electrónicos y dispositivos lógicos que pueden ser programados cuando ya están instalados, sin necesidad de una programación previa a la instalación.