La «declaración de lesividad» permite anular un acto perjudicial
El adjetivo lesivo se utiliza para calificar a lo que provoca o puede provocar una lesión. Se denomina lesión, en tanto, a un daño físico o simbólico.
TemasResultado lesivo
En el ámbito del derecho penal, se habla de resultado lesivo cuando se constata que un bien protegido jurídicamente sufre una lesión. Hay, por lo tanto, delitos de resultado lesivo.
Declaración de lesividad
En el derecho administrativo, en tanto, se denomina declaración de lesividad al acto a través del cual una entidad administrativa define como perjudicial para los intereses generales otro acto previo que dictó ella misma. Al señalar a este primer acto como lesivo, puede pedir su anulación a la Justicia.
Otro nombre por el que se conoce este acto administrativo es declaratoria de lesividad. Es importante señalar que el acto entendido como dañino para los terceros debe ser beneficioso para los interesados. Se trata de un requisito para poder impugnar el ente y declararlo nulo.
Esta figura apareció en el Ecuador recién en el año 2002 y la debe dictar el presidente por medio de un decreto ejecutivo, o bien los ministros haciendo uso de acuerdos ministeriales. En España, por otra parte, forma parte de su sistema jurídico desde 2015. Los actos que pueden ser declarados lesivos deben incurrir en una infracción del ordenamiento jurídico, pero esto debe hacerse dentro de los primeros cuatro años con la audiencia previa de sus interesados.
Algunas oraciones de ejemplo
Por ejemplo: “Un nuevo aumento de impuestos generaría un marco lesivo para el desarrollo económico”, “De acuerdo a los dirigentes opositores, el presidente estableció un acuerdo lesivo que perjudica al país”, “Hay regulaciones que son innecesarias y que resultan lesivas para nuestro negocio”.
Como podemos apreciar, en el primer ejemplo se habla de un fenómeno que suele repercutir de manera negativa en la economía de un país: un aumento de impuestos. Si bien no siempre sus resultados son perjudiciales, es importante que el Gobierno provea a su pueblo de una cierta compensación para hacer frente a tal impuesto, como ser mejoras en los salarios o ajustes en los precios de los productos de primera necesidad.
La segunda oración de ejemplo no nos provee los detalles del acuerdo que establece el presidente, pero sí nos dice que sus características resultan negativas para el país. Esto puede ser producto de la falta de destreza para ocupar el cargo, o bien de una decisión absolutamente intencional, que prioriza ciertos intereses personales por sobre el bienestar de la nación. En pocas palabras, si se trata de un error, el presidente puede intentar deshacer el acuerdo lesivo, pero probablemente no se moleste si lo ha hecho a sabiendas de sus consecuencias.
Algo similar se puede interpretar en el tercer ejemplo, porque una regulación que resulte lesiva para un negocio puede ser beneficiosa para otro, a menos que la intención sea perjudicar a uno en particular. Las diferentes necesidades de cada uno vuelven prácticamente imposible satisfacerlos a todos por medio de las leyes.
La firma de un acuerdo lesivo por parte del Presidente perjudica al pueblo
Situaciones
Tomemos el caso de un proyecto de reforma laboral. Impulsada por un sector político en el Congreso, la iniciativa apunta a eliminar indemnizaciones, permitir los despidos sin causa y acortar las vacaciones pagas con la intención de reducir los costos de los empresarios. Debido a sus características, el proyecto es calificado por muchas personas como lesivo para los trabajadores.
Supongamos que un gobierno establece una evaluación de ingreso para acceder a las universidades públicas. La medida es criticada por quienes sostienen que resulta lesiva para los estudiantes que no tuvieron la posibilidad de acceder a una educación secundaria de calidad, ya que les dificulta la posibilidad de continuar su formación en un nivel superior.
