Perjudicial es un adjetivo que refiere a aquello que puede causar un daño o que resulta negativo para algo o alguien. El concepto está asociado a los perjuicios, que son ciertos inconvenientes que es posible experimentar.
Por ejemplo: “En mi opinión, las palabras del capitán del equipo resultaron perjudiciales para el club”, “El médico me indicó que no mezcle este remedio con alcohol ya que eso resultaría perjudicial para mi salud”, “Los especialistas afirman que la presencia de teléfonos móviles o celulares en el aula es perjudicial para el proceso de enseñanza”.
Hábitos perjudiciales para la salud
Esta noción suele utilizarse vinculado a ciertos hábitos que causan daños en el organismo. Suele decirse que el fumar es perjudicial para la salud, ya que esta práctica provoca todo tipo de inconvenientes en el individuo que fuma.
La persona que fuma tabaco tiene una posibilidad mucho mayor de sufrir una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o cáncer de pulmón en comparación a un individuo que no fuma. Por eso se dice que el hábito es perjudicial para la salud y se desarrollan campañas de concienciación para que la gente sepa de los riesgos a los que se somete al encender un cigarrillo.
El consumo excesivo de alcohol es otro hábito perjudicial para el organismo. Entre las enfermedades y trastornos más comunes provocados por el alcoholismo, se encuentran los daños en el páncreas, la cirrosis y la impotencia sexual. El alcoholismo también es perjudicial para la psiquis, ya que incide en el desarrollo de trastornos de ansiedad y de depresión.
Otras acciones que afectan a la salud
Cuando nos preguntamos qué hábitos resultan negativos para nuestro organismo, los primeros dos que suelen surgir son fumar y beber alcohol en exceso. Si bien es cierto que ambos son muy perjudiciales, existe una larga lista de «pequeñas» costumbres que pueden dañarnos en mayor o menor grado, muchas de las cuales son de apariencia inofensiva, y por eso es necesario evidenciarlas, junto con sus potenciales consecuencias.
- Saltarse el desayuno: los niveles de azúcar de los cuales disponemos para el día dependen en gran parte de la primera comida, el desayuno, por lo cual ésta es imprescindible para un correcto funcionamiento de nuestro cerebro. Los azúcares complejos nutren el cerebro y por eso si no le brindamos el alimento necesario contribuimos con su potencial degeneración.
- Sueño insuficiente: el cerebro necesita descansar, y por eso nada justifica que durmamos menos de lo que nos pide el cuerpo. Cuando privamos a nuestro organismo de un reposo adecuado, se acelera la muerte de las células del cerebro.
- Sobredimensionar los problemas: cuando permitimos que los obstáculos y los inconvenientes propios de la vida nos abrumen y les damos demasiada importancia, ponemos en riesgo la salud de nuestro sistema circulatorio y el correcto funcionamiento de nuestro cerebro, disminuyendo nuestras facultades mentales.
- Abusar del azúcar: si bien el azúcar es muy importante para la salud, su consumo en exceso puede ser perjudicial para el desarrollo de nuestro cerebro, ya que amenaza con interrumpir la absorción de nutrientes y proteínas.
- Respirar aire contaminado: el cerebro consume más oxígeno que cualquier otra parte de nuestro cuerpo y por eso resulta de suma importancia frecuentar sitios donde el aire esté limpio. En este contexto, la contaminación es perjudicial porque atenta contra la eficiencia y el rendimiento de nuestro cerebro.
- Dormir con la cara cubierta: es un hábito perjudicial que tienen muchas personas, especialmente en invierno. La consecuencia es un aumento en la concentración de dióxido de carbono en detrimento de la de oxígeno.
- Sobrecargar el cerebro durante una enfermedad: estudiar o trabajar demasiado en estado de convalecencia o de reposo puede dañar el cerebro, además de no ofrecer los resultados deseados.