Según Johan Huizinga, el ser humano es «un homínido que juega».
La ludología es una disciplina dedicada a la investigación, la creación y la experimentación del juego como un fenómeno de la cultura. En su labor apela a diversas ciencias y áreas del saber para generar conocimientos.
TemasEstudio del juego
Puede afirmarse que, en un sentido amplio, la ludología es el estudio del juego. Los expertos analizan el juego como un fin en sí mismo y no como una herramienta para conseguir un objetivo diferente.
El filósofo holandés Johan Huizinga (1872-1945) está considerado como uno de los pioneros de la ludología. Huizinga definió al ser humano como un homínido que juega: un Homo ludens.
Para este pensador, el juego se desarrolla por naturaleza, sin que haya alguien que obligue a hacerlo. El hombre, a través del juego, crea experiencias que contribuyen a su conciencia del entorno y le brindan un acercamiento a la competencia. El fenómeno lúdico, en toda su extensión y con sus complejidades, es el objeto de estudio de la ludología.
De acuerdo a la ludología, el juego se lleva a cabo de manera voluntaria y según límites de tiempo y lugar. Los jugadores aceptan libremente respetar reglas consentidas y se involucran en la actividad sin una utilidad inmediata (como decíamos líneas arriba, el juego es el fin, no un medio).
Los videojuegos
Pese a que la ludología contempla toda clase de juegos, en la actualidad tiende a orientarse a los videojuegos. Las investigaciones apuntan a comprender las características de los videojuegos y de los jugadores, además de las interacciones que se establecen entre ambos.
Al estudiar los videojuegos, la ludología se concentra en cuestiones técnicas, tecnológicas, estéticas y sociales, por ejemplo. También incluye entre sus intereses aspectos neurológicos y pedagógicos. Esto se volvió necesario por las características que distinguen los videojuegos de las formas anteriores de entretenimiento, como ser los juegos de mesa y los que requieren el uso del cuerpo en actividades más propias del deporte.
El origen exacto de los videojuegos a menudo es tema de discusión, ya que hubo muchos prototipos antes de que se convirtiera en un industria. Sin embargo, podemos decir que fue recién en la década de 1980 que consiguieron cautivar al público. Dependiendo del punto de vista, podemos decir que las experiencias de juego que nos brindan son equivalentes a las antiguas o completamente diferentes, y es aquí donde surge la gran complejidad que los caracteriza a la hora de incluirlos en la ludología.
Si pensamos en títulos multijugador locales, que invitan a la familia y los amigos a reunirse frente al televisor, no hay tanta diferencia con un juego de mesa. En cambio, los que se desarrollan para un solo jugador pueden sumergirlo en un universo diferente durante decenas o cientos de horas, en una experiencia más parecida a la lectura de una novela. Los que exigen la conexión con otros jugadores a través de Internet, por otra parte, promueven una forma de comunicación que hasta comienzos de los 90 era casi inexistente pero que en la actualidad es más normal que el cara a cara.
En la actualidad, la ludología presta especial atención a los videojuegos.
Los animales y el juego
La ludología no incluye al resto de las especies animales, pero esto no significa que seamos la única que juega. Durante mucho tiempo, el ser humano creyó que tan sólo los perros, los gatos y los monos compartían con él su capacidad de divertirse mediante el juego. Sin embargo, la ciencia ya ha demostrado que todas las especies, incluso los insectos y los anfibios, saben disfrutar de su tiempo libre mediante actividades lúdicas.
Así como ocurre con los niños, los animales también exploran sus propias capacidades por medio del juego, aprenden acerca de sí mismos y de su entorno de una manera relativamente segura, para más adelante salir al mundo exterior y aprovechar las habilidades adquiridas en su lucha por la supervivencia.
