El término marioneta, que procede del vocablo francés marionnette, se utiliza para nombrar a un muñeco que se mueve mediante hilos u otra clase de mecanismo. Con las marionetas suelen representarse obras de teatro.
Estos títeres pueden fabricarse con diferentes clases de materiales, desde papel hasta metal pasando por plástico o madera. Un conjunto de cuerdas permite dotarlos de movimiento y, por lo tanto, les brinda expresión.
Los orígenes de la marioneta son remotos. Ya en la Antigua Grecia y en la Antigua Roma se empleaban estas figuras para contar historias. Con el paso de los años fueron desarrollándose nuevas técnicas para explotar el potencial de estos muñecos.
En el ámbito del cine y la televisión, las marionetas gozaron de una época de gran popularidad durante los años 80, en gran parte gracias a las increíbles producciones de la compañía de Jim Henson, un titiritero y productor norteamericano famoso a nivel mundial por haber creado la serie The Muppets, que se conoce en español como Los Muppets.
Entre los programas de televisión de los cuales participó Henson se encuentra además el aclamado Sesame Street (Barrio Sésamo o Plaza Sésamo). Con respecto a sus películas, destacan The Dark Crystal (El Cristal Oscuro o El Cristal Encantado) y Labyrinth (Dentro del laberinto o Laberinto). A lo largo de su carrera fundó más de una compañía para llevar a cabo sus proyectos, los cuales siguen siendo halagados varias décadas después de su fallecimiento, que tuvo lugar a mediados de 1990.
El trabajo con marionetas requiere un talento especial, además de una formación intensa para dominarlo y ser capaces de que el muñeco cobre vida propia, independiente del titiritero. Existen diferentes caminos a la hora de encararlo: están quienes intentan conseguir el mayor grado posible de realismo en los movimientos y las expresiones faciales, pero también quienes los exageran para aprovechar sus imperfecciones como parte del espectáculo.
Es importante señalar que las primeras marionetas movidas completamente por hilo datan del siglo XVIII. Su antigüedad las convierte en parte de la cultura universal de nuestra especie: aunque nunca antes hayamos visto una, la primera vez suele causarnos sensaciones muy particulares, arraigadas en lo más profundo de nuestra esencia.
Un buen titiritero puede generar en su público todo tipo de reacciones, desde el llanto hasta la risa, pasando por momentos de reflexión e intriga. En las películas y series de Jim Henson se pueden apreciar estas habilidades, sin olvidarnos de los minuciosos diseños de las marionetas, que han cautivado a varias generaciones desde sus primeras apariciones.
En la actualidad reina la animación por ordenador, tanto para producciones televisivas como cinematográficas, y las compañías que la usan con buen gusto y una visión artística, como Pixar, consiguen resultados similares a los de los antiguos titiriteros.
En el lenguaje coloquial, se llama marioneta a un individuo que es manejado por otro. En este caso la palabra tiene una connotación negativa o peyorativa, ya que alude a la falta de autonomía del sujeto en cuestión.
Por ejemplo: “El nuevo gobernador no es más que una marioneta del presidente, no toma ninguna decisión sin contar con el aval del mandatario nacional”, “Tuve que renunciar a mi trabajo ya que no acepté ser una marioneta del director de la revista”, “No te enojes con Damián, es solo una marioneta de su padre”.
Cuando a alguien se lo señala como marioneta, en definitiva, se le está marcando su ausencia de autoridad o capacidad. Veamos un caso hipotético para comprender cómo funciona esta idea. Si se afirma que Juan es una marioneta de Pedro, se está diciendo que Juan no toma decisiones por sí mismo, sino que se limita a obedecer las instrucciones de Pedro.