Un mockup es un modelo o un prototipo que se utiliza para exhibir o probar un diseño. El término, que no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE) y procede del inglés mock-up, suele ser desarrollado para conocer la opinión de usuarios o consumidores.
Gracias a un mockup, un diseñador puede analizar y mostrar cómo avanza su trabajo. De este modo, si es necesario realizar cambios, dichas modificaciones se establecen antes de la presentación de la versión final del producto.
En ocasiones el mockup es una maqueta realizada a escala, sin ningún tipo de funcionalidad. En otros casos el mockup presenta herramientas y opciones que permiten su uso y su evaluación en funcionamiento.
Dependiendo del ámbito, el mockup tiene características específicas. En el terreno del diseño gráfico, por ejemplo, el mockup sirve para que el cliente pueda previsualizar el resultado de un sitio web, un folleto, un catálogo, etc.
La idea del mockup, en este marco, es presentar la primera versión del diseño en el entorno apropiado. Así quien encargó el trabajo tiene la posibilidad de apreciar cómo será el resultado antes de que se proceda al cierre de las tareas del diseñador .
Lejos de ser un borrador hecho con prisas en una reunión de trabajo, un mockup debe permitirle al cliente hacerse una idea bastante clara del trabajo final, y por esta razón requiere no sólo mucha dedicación sino también experiencia. Uno de los puntos fundamentales a la hora de crear un mockup son las herramientas: si escogemos las adecuadas podremos obtener resultados más impactantes en menos tiempo.
Independientemente del tipo de trabajo, un diseñador profesional debe poder realizar un mockup digital para invertir la menor cantidad posible de dinero en esta primera etapa que, muy a menudo, debe repetir más de una vez hasta que el cliente se queda conforme. El objetivo es asegurarse de que ha entendido correctamente sus demandas antes de comenzar a trabajar con los materiales definitivos, que pueden ser diferentes tipos de papel, rotuladores, impresoras, etcétera.
En este punto se abre el camino en dos: los profesionales mejor preparados tienen experiencia en el uso de herramientas muy potentes, donde destaca Photoshop, para llevar a cabo diseños de alta calidad en poco tiempo; los demás suelen recurrir a programas que automatizan gran parte del proceso y por esta razón dan resultados que se parecen a muchos otros. Algunos de estos son gratuitos, otros son pagos, pero lo importante es que todos parten del trabajo de un tercero, preparado para su modificación.
Entre los tipos de mockup más comunes que deben realizar los diseñadores gráficos se encuentran los estampados para camisetas, las tazas decoradas, las etiquetas con logotipos, las tarjetas de visita, los artículos de identidad corporativa, las páginas web presentadas en distintos dispositivos y las fachadas de tiendas comerciales.
Sea que hagamos uso de una herramienta comercial o que creemos todo el material por nuestra cuenta, para acelerar el proceso de creación de un mockup se aconseja tener a mano diferentes plantillas de cada uno de los tipos de proyectos recién mencionados, sobre las cuales poder «pegar» los nuevos diseños. Por ejemplo, una fotografía de una persona sosteniendo una tableta con la pantalla en blanco es ideal para superponer una página web.
En la odontología, por otro lado, se llama mockup a las carillas dentales provisorias que ayudan al paciente a ver cómo quedarán las carillas definitivas. El mockup se diseña en un material diferente y se ubica sobre los dientes del individuo, pudiendo ser retocado. Una vez que se logró la estética buscada, se procede a la fabricación de las carillas finales partiendo del mockup.