El orgullo es la autoestima exagerada o elevada, aunque el término no siempre tiene connotaciones negativas. El orgullo también puede asociarse a motivos que resultan nobles.
Es posible referirse al orgullo como la petulancia, el engreimiento, la jactancia, la presunción, la vanidad o la afectación de una persona. Lo contrario al orgullo, en este sentido, es la modestia o el recato.
Por ejemplo: «El teatro construido en 1814 es el orgullo de este pueblo», «Siento un orgullo muy grande por mi hijo que acaba de graduarse», «¿Por qué tienes un orgullo tan grande? Si pides perdón, puedes recuperar tu empleo».
Acepción positiva o negativa del orgullo
La etimología del término nos lleva a dos conceptos: el catalán orgull y el francés orgueil. El orgullo además puede ser relacionado con la soberbia, que proviene de la palabra latina superbia.
La significación positiva o negativa de esta noción varía de acuerdo al enfoque que uno considere. Al oponer el orgullo a la humildad, es posible hablar de orgullo como una prevalencia o una valoración desmedida de los intereses y los deseos propios, lo que implica un menoscabo de lo hecho por los demás.
De esta manera podemos utilizar una frase como la siguiente para intentar mostrar más claramente ese sentido negativo que, en ocasiones, puede tener el término que nos ocupa: «Pedro. por simple orgullo, por no reconocer que se había equivocado, decidió seguir adelante con su postura y eso significó que Almudena abandonara la casa llorando y dolida por los comentarios recibidos».
Si nos centramos en la connotación positiva del término, el orgullo se vincula al respeto y a la valoración que un hombre tiene de su propia persona o de un ser querido, algo que está relacionado a su intención de vivir de acuerdo a sus valores.
En el caso de la acepción más favorable del concepto, podemos establecer como ejemplo esta oración: «El tenista español no estaba jugando su mejor partido, sin embargo, decidió sacar su orgullo para luchar hasta el final y así poder conseguir la tan ansiada victoria».
De esta manera, queda claro que podemos encontrar expresiones donde el orgullo es algo malo («Te quedarás solo y sin amigos por ese orgullo absurdo que tienes»), pero también otras donde resulta positivo («Me da mucho orgullo que las cosas te estén saliendo de esta manera»).
La importancia del equilibrio
Así como un orgullo excesivo es negativo, carecer de él también es perjudicial. Por eso lo importante a nivel individual es alcanzar un equilibrio que contemple la satisfacción por los logros sin caer en la arrogancia ni en la soberbia.
Un individuo debe tener una valoración personal favorable, construida desde el amor propio. Actuar con confianza y autosuficiencia contribuye a la dignidad y ayuda a alcanzar el éxito. Sin embargo, cuando las alabanzas y los elogios, ya sea hacia uno mismo o recibidos por parte de terceros, son exagerados, es fácil caer en la altivez y el narcisismo por la inflación del ego.
Puede indicarse que es saludable sentir gratitud por el reconocimiento y el aprecio de los demás. La aceptación social y el prestigio, después de todo, suelen ser buscados. Lo que no debería ocurrir es que esa reputación o admiración lleven a sentirse superior al resto de las personas, faltándoles el respeto.
Orgullo nacionalista
El nacionalismo y el patriotismo suelen recurrir a la noción de orgullo. La admiración por los ancestros y héroes de la nación se refleja en conmemoraciones y celebraciones que despiertan grandes emociones en quienes se sienten felices y honrados por su identidad cultural.
El amor por las tradiciones del país y la apreciación del legado construido a lo largo de la historia son otras cuestiones que se vinculan al orgullo nacionalista o patriótico.
Por los derechos de las personas homosexuales
Además de todo lo citado, tenemos que subrayar el hecho de que en la actualidad la idea de orgullo también es utilizada para hacer referencia a otras cuestiones. De esta manera, se habla de lo que se conoce como orgullo gay.
Con dicha expresión viene a hacerse referencia al conjunto de actividades de diversa índole que se realizan anualmente el 28 de junio en muchos lugares del mundo y que tienen como objetivo abogar por la tolerancia, la igualdad de todos los seres humanos independientemente de su orientación sexual y la libertad.
El orgullo gay apunta al empoderamiento de las minorías sexuales para impulsar su bienestar emocional. Se intenta que estas personas puedan integrarse plenamente a su comunidad, ejerciendo la maternidad o la paternidad si lo desean y teniendo a su alcance las mismas posibilidades de crecimiento personal que el resto de los ciudadanos.
El orgullo deportivo
De la misma forma también hay que subrayar que los simpatizantes de diversos equipos deportivos, fundamentalmente los de fútbol, también recurren a esta palabra para definirse y para expresar los satisfechos que se sienten por pertenecer a un club.
Un ejemplo serían los aficionados del Sevilla F.C., muchos de los cuales se enmarcan dentro de lo que se conoce como «Orgullo de Nervión».
El orgullo que se experimenta por un equipo o club va más allá de un eventual triunfo. Se admiran valores como el espíritu de superación de la institución, la determinación y el ímpetu de los jugadores y la perseverancia de la afición.
El hincha (partidario apasionado) siente un profundo compromiso con su equipo. Guarda en la memoria todas las gestas, admira sus símbolos e intenta acompañarlo, aunque sea a la distancia, en cada competencia que disputa. En las victorias, se entrega a los festejos; en las derrotas, se mantiene firme y sigue manteniendo el apoyo.
Tomemos el caso de un fanático del conjunto argentino Boca Juniors. Por más que la institución atraviese una mala racha deportiva, acumulando torneos sin títulos, seguirá acudiendo al estadio para alentar a los jugadores. Incluso viajará al exterior, si es posible, para estar junto a los deportistas que representan a la entidad. Estas acciones y actitudes pueden entenderse a partir del orgullo que el sujeto siente por la identificación con su club.