Las gónadas femeninas reciben el nombre de ovarios.
El ovario es la gónada femenina que produce y segrega óvulos y hormonas sexuales (estrógenos, andrógenos y otras). Se trata del equivalente a los testículos masculinos.
Los ovarios, cuya forma se asemeja a una almendra, pesan entre 6 y 7 gramos y tienen un color blanco grisáceo. Se encuentran a ambos lados del útero, al cual se fijan mediante ligamentos e infundíbulos. Pueden distinguirse dos zonas dentro del ovario (término derivado del latín ovarium), denominadas corteza y médula ovárica.
TemasPartes del ovario
La corteza ovárica está cubierta por un epitelio cúbico que se aplana con el paso del tiempo. La corteza está compuesta por el estroma (el tejido de sostén) y el parénquima ovárico (con folículos en diversas etapas de desarrollo).
La médula ovárica, más pequeña que la corteza, tiene mayor cantidad de fibras elásticas y dispone de venas, vasos linfáticos nerviosos, tejido conjuntivo y arterias espirales.
La ooforectomía
Se conoce como ooforectomía al proceso quirúrgico que implica la extirpación de uno o ambas ovarios. Dicha cirugía puede realizarse tanto de modo convencional como a través de una laparoscopia en el abdomen.
Los ovarios suelen ser extirpados en caso que exista un tumor. Si sólo uno de los ovarios es afectado, la mujer puede seguir produciendo óvulos y hormonas con el ovario restante. En cambio, si se extirpan ambos ovarios, la mujer ingresa en una menopausia de origen quirúrgico.
Cuando los médicos detectan quistes ováricos benignos, existe la posibilidad de que sólo se extirpe el quiste, dejando el ovario en pleno funcionamiento y permitiendo que la mujer siga contando con su capacidad reproductiva normal.
El ovario se encarga de la producción y segregación de óvulos y hormonas sexuales.
Cáncer de ovario
El cáncer de ovario, que se manifiesta como un tumor maligno en uno o en los dos ovarios, tiene el índice de mortalidad más alto. Con respecto a los métodos de diagnóstico, ninguno ha probado poseer la eficacia suficiente como para detectar este tipo de cáncer en la etapa inicial de su evolución.
Esta enfermedad genera sus primeros síntomas recién cuando empieza a extenderse. Es ahí cuando la persona afectada puede comenzar a mostrar una serie de síntomas que, valga la aclaración, responden a una gran variedad de trastornos; se suele sufrir de molestias en el abdomen, pérdida de peso, sangrado fuera de los días de menstruación, problemas de digestión, vómitos, náuseas y diarrea.
Cuando un médico cree que una de sus pacientes tiene un tumor en un ovario, entre sus recursos para una correcta evaluación se encuentra la ecografía, dado que los tejidos sanos generan ecos diferentes de los producidos por los cancerígenos.
Otra posibilidad es realizar un análisis de sangre para buscar CA-125, una sustancia que suele originarse en las células de este tipo de cáncer; sin embargo, dado que el CA-125 también se encuentra en algunas mujeres sanas, los resultados de esta prueba no pueden considerarse decisivos. Como último paso para el diagnóstico se practica una biopsia para extirpar una muestra del tejido cancerígeno y examinarla con ayuda de un microscopio.
Con respecto al tratamiento, éste depende del momento evolutivo en el que se encuentre el cáncer, de la edad de la paciente y de su historial clínico en general. Sobre todo en las primeras fases, se suele recurrir a la cirugía para extirpar el o los ovarios afectados, así como las trompas de Falopio y el útero mismo. Cuando el cáncer se detecta tarde, a la intervención quirúrgica se le suma la quimioterapia, tanto por vía oral como intravenosa.
Por último, el controvertido trasplante de médula ósea representa una esperanza para las futuras pacientes de cáncer de ovario, y ya son varios los centros que están practicando una quimioterapia que incluye la administración de células madre. Cabe mencionar que dicho tratamiento es muy peligroso, especialmente porque la obtención de las células debilita a la paciente y la vuelve más vulnerable a contraer infecciones.
