Password es una palabra que no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). El término, sin embargo, es muy popular en nuestra lengua, aunque puede reemplazarse por contraseña o clave, nociones que sí son aceptadas por la RAE.
Un password es una combinación de letras y/o números que brinda, a quien lo conoce, la posibilidad de acceder a un recurso. El password sirve como protección y como mecanismo de seguridad: aquellas personas que no conocen la clave, no pueden acceder al recurso en cuestión.
Ejemplos de uso de un password
Supongamos que un hombre desea extraer dinero de un cajero automático o ATM. Para esto, deberá ingresar una tarjeta a la máquina y mencionar su password. Sólo si su ingreso es correcto (es decir, si coincide con la secuencia de caracteres que registró en el sistema), podrá retirar el dinero. Ninguna persona que no conozca el password tendrá la posibilidad de acceder a la cuenta bancaria de este individuo y así extraer dinero, a menos que cometa un delito y viole la seguridad.
Los passwords también protegen las cuentas de correo electrónico (email) y de otros servicios en Internet (como Facebook, Twitter, etc.). El usuario, al registrarse, escoge un password que sólo debe conocer él. De esta manera, nadie podrá utilizar su correo o su perfil en las redes sociales sin su consentimiento.
Consejos de seguridad
En la actualidad es muy común que en los formularios de creación de cuenta se recomiende a los usuarios que escojan passwords difíciles de deducir por los demás (por ejemplo, se desaconseja construirlos con datos tales como la fecha de nacimiento, el nombre de pila o parte de su nombre de usuario). En algunos casos, esto se convierte en una exigencia, de manera que se establecen ciertas reglas para considerar válida una clave de seguridad; lo más normal es que se pida que incluyan al menos una letra en mayúscula y un número, y que su extensión no sea menor a un número determinado de caracteres.
En el caso de las redes Wi-Fi, por ejemplo, se aconseja el uso de un password en combinación con el estándar de seguridad más potente posible, especialmente si el rúter se encuentra en un edificio con gran densidad de vecinos, a poca distancia unos de otros. Los estándares de seguridad son WEP, WPA y WPA2, en combinación con el cifrado TKIP o AES, ordenados de más antiguo y vulnerable a más moderno y efectivo.
Dado que el password de un rúter es algo que la mayoría de los usuarios no deben usar muy a menudo, lo ideal es crear una cadena de caracteres muy difícil de recordar y que no tenga ninguna relación con nuestros datos personales, y apuntarla en una hoja; más vale el esfuerzo de copiarla cada vez que se usa que el riesgo de que un vecino aproveche nuestra conexión sin permiso por haber escogido una clave demasiado sencilla y un estándar de seguridad precario, como WEP.
El uso de los passwords es muy antiguo, aunque sus características cambiaron con el tiempo. Antes, los guardias que controlaban el acceso a un determinado lugar sólo permitían pasar a aquellos que conocieran una palabra clave. Actualmente, un password suele ser una combinación de letras y números que se encripta en los sistemas informáticos para no ser vulnerada.
El password o la password
Cabe señalar que el término debería ser considerado un sustantivo femenino, dado que una traducción literal del mismo podría ser «palabra de paso» o «palabra para pasar» (las dos palabras que lo conforman son «palabra» y «paso«).
Sin embargo, la asignación del género incorrecto a un término de origen extranjero ocurre más frecuentemente de lo que debería, del mismo modo que los errores de pronunciación y las malas interpretaciones de sus significados.