El concepto de perspectiva tiene varios usos. En este caso nos interesa su acepción como el punto de vista que se toma para analizar una problemática o reflexionar sobre una cuestión.
Esta primera palabra que da forma al término perspectiva de género que nos ocupa tenemos que indicar que tiene su origen etimológico en el francés. En concreto, en la palabra “perspective”, que, a su vez, deriva del latín. Más exactamente es el resultado de la unión del prefijo “per-”, que puede traducirse como “a través de”, y del verbo “specere”, que es sinónimo de “observar”.
La idea de género, por su parte, puede referirse a la construcción social y cultural que diferencia a las personas de cada sexo, trascendiendo lo estrictamente biológico. Esto quiere decir que, aunque mantiene un vínculo con el sexo biológico, no se circunscribe a él ni se corresponde necesariamente a dicha realidad.
La palabra género, por su parte, procede del latín. En concreto, emana del sustantivo “genus, generis”, que es equivalente a “linaje”, “estirpe” o “nacimiento”.
La noción de perspectiva de género, en este marco, hace mención a un paradigma de las ciencias sociales que toma en cuenta la multiplicidad de identidades existentes y que reconoce las desigualdades sociales que existen entre los hombres y las mujeres. Se define a la perspectiva de género como una concepción epistemológica que atiende las relaciones de poder entre los géneros.
Una mirada con perspectiva de género, por lo tanto, sostiene que la desigualdad entre los géneros produce y reproduce distintas formas de discriminación que se reflejan en todas las esferas de la vida, desde la política hasta el trabajo pasando por la ciencia y el plano familiar. Expresado de otro modo: la perspectiva de género admite que aquello que se identifica con lo masculino y lo femenino es una construcción social y cultural que está atravesada por la desigualdad entre los géneros.
Los estudios con perspectiva de género buscan explorar cómo el género impacta en los roles sociales y en las oportunidades de los individuos. De esta manera pretenden desnaturalizar las jerarquías entre los géneros y apuntar hacia la igualdad.
En concreto, la perspectiva de género se convierte en una herramienta necesaria para poder acabar con las desigualdades que existen entre hombres y mujeres. Así, partiendo de la misma se indica que hay que optar por acometer medidas con ese fin tales como las siguientes:
-Fortalecer lo que es el poder de decisión y la gestión que tienen las féminas en distintos ámbitos.
-Llevar a cabo una justa valoración de los trabajos que llevan a cabo hombres y mujeres en cuanto a las tareas que se realizan en el seno del hogar, el cuidado de los ancianos y enfermos o incluso la crianza de los hijos.
-Acometer lo que es la redistribución equitativa de las actividades entre los dos mencionados sexos. Actividades referentes no solo a lo que es la esfera pública sino también a la privada.
-Proceder a la modificación de las diferentes reglas, valores, estructuras sociales o incluso mecanismos que siguen fomentando la desigualdad entre hombres y mujeres.