Pictórico es un adjetivo que proviene de pictor, un término latino que puede traducirse como “pintor”. Lo pictórico, por lo tanto, hace referencia a lo que está vinculado a la pintura.
Por ejemplo: “Mis conocimientos pictóricos son nulos, pero la verdad que este cuadro me encantó”, “Las clases rindieron sus frutos: ayer pude vender mi primera obra pictórica”, “Mi tío siempre buscó expresar sus sentimientos, ya sea a través de lo musical o de lo pictórico”.
La pintura como arte
Para entender el concepto de pictórico, resulta inevitable saber con claridad a qué se refiere la noción de pintura. Por un lado, la pintura es aquella sustancia que se emplea para cubrir un material, dejando una capa muy delgada sobre él. Pintura, por otra parte, es el nombre que recibe la obra de arte sobre la que hay algo pintado e incluso la denominación de esta rama artística en general.
Si hablamos del arte pictórico, de este modo, nos estaremos refiriendo a aquellas manifestaciones expresivas que se desarrollan con pintura. Existen diversos soportes pictóricos, como el lienzo, un mural o una madera. Un artista puede dibujar y esparcir pigmentos sobre estos soportes para crear una obra.
Retrato pictórico
Se conoce como retrato pictórico a la pintura que busca reproducir el rostro de una persona. Estos retratos eran muy populares en la antigüedad, cuando no existía la fotografía, ya que permitían inmortalizar la apariencia de un individuo gracias al talento del pintor. Los integrantes de la nobleza solían encargar retratos pictóricos que luego exhibían como una demostración de poder y para fomentar el culto a su persona.
En la actualidad, este género de la pintura sigue teniendo importancia en la clase alta y en los integrantes del gobierno, aunque también es accesible a personas de clase media. Además de personas, el retrato pictórico también puede servir para representar animales, aunque este caso es menos común. Por otro lado, también es posible que un artista se retrate a sí mismo, tipo de obra que se conoce con el nombre de autorretrato.
Claves para su creación
A la hora de realizar un retrato pictórico, el artista tiene dos difíciles tareas: representar de manera fiel la apariencia física del sujeto, para que cualquier allegado a él lo reconozca con facilidad; plasmar en la obra la esencia y el espíritu del sujeto, las sensaciones y los sentimientos que manifieste en el momento de ser retratado. Aristóteles afirmaba que el arte debía enfocarse en el significado interno de las cosas, ya que éste constituía la auténtica realidad.
Apoyados en dichos principios, los artistas suelen evitar que el plano material interfiera en los retratos, razón por la cual las expresiones faciales y las posturas desordenadas son muy raras; por el contrario, lo normal es que los sujetos retratados se muestren serios o con una ligera sonrisa. Gracias a este despojo de las apariencias, es posible conseguir un gran abanico de emociones, tanto directas como ambiguas.
La importancia de los ojos y las cejas en el retrato pictórico
El escritor y artista Gordon C. Aymar asegura que los ojos son el punto más importante de un retrato pictórico, son la fuente de información más fiable y completa acerca del sujeto, y que las cejas pueden transmitir un sinfín de emociones, entre las que se encuentran el miedo, la nostalgia, la esperanza, la pena y el desagrado. Además, los artistas más hábiles pueden conseguir una gran serie de sutiles combinaciones y variaciones de las mismas, simplemente a través de las cejas y los ojos.
El retrato pictórico puede presentar al sujeto de cuerpo entero, desde la cintura o los hombros, de frente, de perfil o tres cuartos, y con diferentes combinaciones de iluminación, entre otras muchas posibilidades. Asimismo, existen retratos que muestran varios puntos de vista del sujeto, e incluso algunos que no exponen su rostro.