El adjetivo piriforme permite calificar a aquello que tiene apariencia de pera. El término suele emplearse para aludir a un músculo que se encuentra en la zona de los glúteos.
Procede de la unión de dos elementos del latín: el sustantivo “pirum”, que puede traducirse como “pera”, y la palabra “forma”, que es sinónimo de “imagen” o “figura”.
El músculo piriforme es aplanado y tiene forma triangular en su vértice exterior. Nace en el hueso sacro, se inserta en el trocánter mayor y realiza una división del agujero ciático mayor en dos.
La función del músculo piriforme es la abducción, la rotación externa y la extensión del fémur. Estas acciones pueden llevarse a cabo si la pelvis se encuentra fija.
Se conoce como síndrome piriforme o síndrome del músculo piriforme a una patología caracterizada por el entumecimiento y el dolor en la parte de atrás de las piernas y en los glúteos.
Este síndrome, más habitual en las mujeres que en los hombres aunque infrecuente a nivel general, se produce cuando el músculo piriforme genera una presión en el nervio ciático. Si el músculo piriforme se irrita o lesiona, pueden producirse espasmos que, a su vez, generan su tensión e inflamación; en este marco, el músculo piriforme presiona el nervio ciático que se encuentra debajo suyo.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que otros síntomas que pueden indicar que se sufre el citado síndrome piriforme son sentir dolor al subir o bajar escaleras, un rango de movilidad reducido en lo que es la articulación de la cadera e incluso tener un dolor sordo en lo que son las nalgas.
Esos síntomas se considera que empeoran de forma contundente cuando se camina o cuando se corre. Por el contrario, suelen mejorar cuando la persona afectada se tumba sobre su espalda.
Los espasmos del músculo piriforme pueden generarse por un exceso de actividad física, al levantar un elemento muy pesado o al permanecer sentado durante mucho tiempo, por ejemplo. Un traumatismo también puede causar este cuadro. Con el síndrome piriforme, el dolor suele afectar a un único lado del sector inferior del cuerpo.
Para diagnosticar el síndrome que nos ocupa el médico necesitará realizar un examen físico del paciente en cuestión e incluso puede solicitar distintas pruebas para así descartar que padece, por ejemplo, lo que es una hernia de disco lumbar. Eso sin pasar por alto que, además, procederá a estudiar el historial clínico de aquel.
Frente al síndrome del músculo piriforme, un médico debe indicar el mejor tratamiento según el caso individual. Por lo general los especialistas recetan analgésicos, realizan recomendaciones posturales y sugieren reposo hasta que el malestar desaparezca.
Asimismo el tratamiento puede consistir en inyectar al paciente un corticosteroide local o un anestésico o incluso en terapias de frío, mediante la aplicación de paquetes de hielo, o de calor, con almohadillas que lo dan.
De la misma manera, se le recomendará a quien sufre el síndrome piriforme que evite llevar a cabo actividades que le puedan causar dolor, como montar en bicicleta; que debe realizar estiramientos que le indique el médico y que es necesario que opte por adoptar una postura correcta en determinadas situaciones como al sentarse, por ejemplo.