La noción de playback tiene su origen en la lengua inglesa. También mencionada como play back, alude a la reproducción, en el marco de un concierto o show, de música que fue grabada con anterioridad.
Un artista que hace playback, por lo tanto, mueve los labios como si estuviese cantando, cuando en realidad lo que escucha el público es una grabación. De igual forma, los músicos pueden fingir que tocan sus instrumentos en vivo mientras se reproduce un sonido ya registrado.
El playback, en definitiva, es una simulación. Se trata de un recurso habitual en los programas de televisión, donde se suele escenificar un concierto con la presencia de solistas o bandas musicales que “actúan” su rol.
Para que el playback sea exitoso, es imprescindible que exista una sincronización precisa entre las acciones y la grabación. Quien canta debe mover los labios simultáneamente con lo expresado en lo grabado, y los músicos tienen que estar atentos a su propia participación.
Muchas veces el playback es un engaño. Hay quienes pagan una entrada para escuchar a sus artistas preferidos en vivo pero terminan asistiendo a una sesión de playback porque el protagonista tiene problemas en su voz, desconoce las canciones u otra causa.
En la televisión, el playback por parte de los cantantes y las bandas de música puede perdonarse en ciertas ocasiones; por ejemplo, si las características del escenario que les otorgan no cumplen sus requisitos acústicos para producir un buen sonido. De hecho, muchas veces los productores televisivos «obligan» a sus invitados a usar grabaciones porque no les dan la posibilidad de organizarse antes de las presentaciones.
No debemos olvidar que interpretar un tema en vivo con instrumentos electrónicos y amplificación requiere varias horas de trabajo previo por parte de diferentes profesionales, para poner a punto los niveles de volumen de los micrófonos y los auriculares, afinar los instrumentos, ubicarlos en el escenario y hacer al menos un ensayo. Si no existe el presupuesto suficiente para todo esto, o bien si los artistas no reciben el tiempo suficiente para prepararse, entonces es preferible el playback a un espectáculo de baja calidad.
Más allá de la música, los recursos del playback son frecuentes en el terreno del cine. Es habitual que, en la etapa de posproducción, se vuelvan a grabar los diálogos y se añadan a través de la sincronización de labios. Las películas animadas y los trabajos de doblaje también apelan a técnicas de este estilo. En estos casos, de todos modos, no suele hablarse de playback.
Con respecto a las canciones y otras piezas musicales que aparecen en las películas, también es muy común que se graben en estudio, se editen y recién después se filmen las escenas en las que los personajes las interpretan, aunque los actores no hagan otra cosa que playback sobre sus grabaciones. En este caso también existe otra posibilidad: que los músicos no sean los actores, con lo cual la necesidad del playback es aún mayor.
En una película, hacer playback para una escena musical no se considera un engaño ni una práctica negativa; por el contrario, dado que las sesiones de filmación suelen ser agotadoras y que por lo general se realizan múltiples tomas de cada parte, sería abusivo exigirles a los actores que interpretaran sus piezas cada vez que se filma una escena. Esto no quita que algunos directores puedan optar por esta exigencia: en la película Los miserables, basada en el libro homónimo de Victor Hugo, los actores se vieron obligados a cantar realmente durante la filmación, sin importar las condiciones a las que debieran someterse (como estar con medio cuerpo sumergido en el agua).