Una probeta es un instrumento de laboratorio.
Una probeta es un instrumento de plástico o de vidrio que se utiliza en los laboratorios para contener y medir un líquido o un gas. Se trata de un tubo transparente que incluye una graduación para que el observador pueda saber qué volumen ocupa la sustancia albergada en su interior.
Por lo general, la probeta cuenta con una base sobre la que se apoya, un extremo inferior cerrado para que no salga el contenido y una abertura en la parte superior. Las probetas pueden medir diferentes volúmenes de acuerdo a su tamaño.
El uso más frecuente de las probetas aparece en los análisis químicos. La sustancia que se desea analizar se alberga en la probeta y así puede ser medida. En caso que se requiera de una gran precisión, existen otros instrumentos más adecuados, como las pipetas.
TemasBebé de probeta
Se conoce como bebé de probeta, por otra parte, al niño nacido a partir de la técnica de la fecundación in vitro. En estos casos, los espermatozoides fecundan a los ovocitos fuera del organismo de la mujer. Lo que se hace es extraer ovocitos de los ovarios y luego la fecundación se realiza en un medio de tipo líquido. Una vez fecundado, el ovocito es llevado nuevamente al útero maternal para que se desarrolle hasta el momento del parto.
Louise Brown fue la primera bebé de probeta de toda la historia. Su nacimiento se produjo el 25 de julio de 1978 en Oldham (Inglaterra), con un peso de 2,61 kilogramos. En 2006, Louise dio a luz a su primer hijo, concebido de manera natural.
Al niño nacido a través de la fecundación in vitro se lo suele llamar bebé de probeta.
Desarrollo de la fecundación in vitro
La fecundación in vitro fue originalmente desarrollada para luchar contra casos de infertilidad relacionados con trastornos en las tubas uterinas (también conocidas como trompas de Falopio, son conductos musculares que sirven para conectar el útero y los ovarios) pero con el tiempo comenzó a compensar otros tipos de infertilidad. Cuando el problema reside en el hombre, una de las técnicas más exitosas es la inyección intracitoplasmática de espermatozoides, que consiste, en pocas palabras, en inyectar un espermatozoide en el citoplasma de los ovocitos a través de una micropipeta.
Para llevar a cabo este tratamiento, es necesario en primer lugar contar con ovocitos sanos y un útero en el cual pueda tener lugar un embarazo. Si bien en ciertos países los servicios sociales de sanidad cubren los gastos necesarios para la fecundación de niños de probeta, éste suele ser el último recurso, dado que los costos son considerables.
Resulta interesante señalar que las mujeres que han alcanzado la menopausia también pueden convertirse en madres de bebés de probeta. Para ello se deben extraer los ovocitos de una donante en edad reproductiva. Del mismo modo, mujeres que hayan perdido total o parcialmente su fecundidad a causa de un tratamiento contra el cáncer, entre otras patologías que acarrean intervenciones violentas para el organismo, también pueden recuperar la posibilidad de traer un niño al mundo.
La salud de los niños de probeta
Durante muchos años se dudó acerca de la salud de los niños de probeta en comparación con la de aquéllos que son concebidos de manera absolutamente natural. Sin embargo, varios equipos de investigación intentan demostrar lo contrario. En Dinamarca, por ejemplo, concluyó en el año 2015 un estudio que observó detenidamente a más de 90 mil niños nacidos a lo largo de dos décadas, en el cual se determinó que no hay diferencias en sus estados de salud, así como tampoco existe un mayor riesgo de parto prematuro en los casos de fecundación in vitro, como también suelen señalar sus detractores.
Hay una larga lista de criterios que los laboratorios tienen en cuenta a la hora de escoger a sus donantes, tanto a los hombres como a las mujeres, para asegurarse de reducir la probabilidad de complicaciones durante el parto y la futura vida de los niños de probeta al mínimo.
