Con raíz etimológica en el vocablo latino proximĭtas, proximidad alude a la condición de próximo: siguiente, cercano. La proximidad, por lo tanto, refiere a la inminencia o la cercanía de algo.
Algunos ejemplos
Por ejemplo: “Los meteorólogos advirtieron sobre la proximidad de una tormenta de gran magnitud”, “La proximidad del proceso electoral se refleja en la incertidumbre que reina en los mercados”, “Este es un barrio muy popular debido a su proximidad al casco histórico de la ciudad”.
Turismo de proximidad
El término proximidad se emplea para la construcción de diversos conceptos y expresiones. En este marco podemos hablar del turismo de proximidad, que hace mención a los viajes de corta distancia y duración reducida.
El turismo de proximidad implica que la persona se desplaza pocos kilómetros desde su lugar de origen. Supongamos que una familia decide pasar un fin de semana en pueblo que se halla a 50 kilómetros de su domicilio: esa escapada se enmarca en el turismo de proximidad. En cambio, si dicho grupo familiar se subiese a un avión para vacacionar en otro continente, no se trataría de turismo de proximidad.
Comercio de proximidad
El comercio de proximidad, en tanto, está formado por las pequeñas tiendas que rodean al consumidor para abastecerlo de productos básicos sin que el sujeto deba alejarse de su casa. Estas tiendas de proximidad le permiten ahorrar tiempo y, en algunos casos, dinero (ya que no se gasta en combustible o transporte, aunque el ahorro depende también de los precios).
Por diferentes motivos, el comercio de proximidad es un componente muy importante de la economía y deberíamos cuidarlo para mejorar las condiciones del mercado. En primer lugar, su propia definición lo convierte en un auténtico privilegio: contar con tiendas cercanas al propio domicilio, algo que muchas personas darían lo que fuera por tener. La comodidad se suma al ahorro de tiempo, dinero y energía a la hora de hacer la compra sin tener que viajar.
También es necesario recordar que comprar productos en las pequeñas tiendas es invertir dinero en nuestra gente, en nuestros vecinos, en lugar de continuar alimentando grandes firmas sin rostro. No se trata de declarar la guerra a las empresas multinacionales, sino de no declarársela a las locales. Apoyar el comercio de proximidad genera empleos y mejora la calidad de vida de la propia ciudad.
La contaminación ambiental es una inevitable consecuencia de la importación que por lo general se pasa por alto. Ya sea por aire o por mar, el planeta se resiente con estos viajes; la producción y venta local, por otra parte, reduce considerablemente este impacto en el medio ambiente. En el plano emocional, el comercio de proximidad puede ser un punto de encuentro, de conversaciones cálidas, a diferencia de la frialdad de las grandes cadenas.
Alimentos de proximidad
Los alimentos de proximidad, por último, son aquellos que se comercializan y consumen en las inmediaciones del lugar de producción. En este caso, lo que suele destacarse es la reducción del impacto ecológico (al no ser transportados grandes distancias, se minimizan las emisiones contaminantes de los vehículos) y la posibilidad de ingerirlos frescos, sin congelar ni utilizar conservantes.
Con respecto a la economía local, así como ocurre con el comercio de proximidad, estos productos son claves para sostenerla y potenciarla. Si bien es cierto que en algunos casos resulta más cara que la importada, la diferencia de precio suele verse compensada con una mayor calidad y, en el largo plazo, con un mayor desarrollo nacional. Como decíamos más arriba, priorizar lo propio no es sinónimo de atacar lo extranjero, sino una medida razonable de proteger el propio suelo.