La noción de puja distributiva se emplea en el terreno de la economía. El concepto alude a la disputa establecida por la distribución de la riqueza que se genera a través del proceso productivo.
A grandes rasgos puede afirmarse que, en el sistema capitalista, los dueños del capital y los trabajadores confrontan para determinar en qué proporciones se reparten la riqueza. Esa tensión es lo que se conoce como puja distributiva: cada una de las partes quiere incrementar el porcentaje de riqueza que recibe.
Cuando se desarrolla un proceso de concentración de la riqueza, los dueños de las empresas pasan a acaparar un porcentaje mayor, en detrimento de lo que reciben los empleados. Esto es más frecuente cuando existen monopolios y oligopolios que controlan los mercados.
Esta concentración de la riqueza creció de forma cada vez más marcada junto con el desarrollo y el establecimiento del capitalismo, dando lugar al control económico y político que los monopolios y oligopolios llegaron a tener a nivel internacional. En algunos países, como ser Colombia y Chile, la puja distributiva es evidente, pero a pesar de ello la inflación presenta índices relativamente moderados. En el caso de Venezuela y Argentina, por otro lado, los índices son bastante mayores.
Claro que estas diferencias no son arbitrarias ni tampoco debemos dejar de estudiarlas pensando que se trata de cuestiones imposibles de resolver. En el caso de Colombia y Chile, el hecho de que sus índices de inflación no sean tan altos puede deberse a que sus gobiernos tiendan a representar los intereses de su economía con mayor fuerza. En Venezuela y Argentina, por otro lado, sus gobiernos reciben una notable resistencia por parte de los grupos económicos más prominentes, los cuales provocan la inflación pero luego se quejan de ella.
Es importante resaltar este vínculo que suele establecerse entre la puja distributiva y la inflación. Las empresas, como formadoras de precios, pueden aumentar dichos precios cuando pretenden ganar más, por ejemplo al no quedar satisfechas con el resultado de una negociación salarial. Ante esa subida de precios, el poder de compra del salario se deteriora, por lo cual los trabajadores pretenderán una nueva negociación. Así la puja distributiva incide en la inflación.
Estos procesos, de todos modos, son explicados de distinta manera de acuerdo a la ideología del analista. Para algunos economistas, la puja distributiva recrudece cuando mejora el poder de compra de los empleados. Al crecer la demanda, se genera una tendencia al alza en los precios (inflación) y se establecen las condiciones para una renegociación salarial.
Todo esto nos lleva a estudiar de cerca los casos de inflación que esconden un caso de puja distributiva mal resuelto y que pueden ser interpretados como consecuencias inevitables de otros fenómenos. Si los miramos desde una perspectiva convencional, convirtiendo la macroeconomía en la que tiene lugar en una familia, podemos asumir (erróneamente) que los ingresos son fijos y que el aumento de precios siempre se debe a un exceso de demanda, por ejemplo.
Existen ciertos indicadores propios del ámbito de la economía (como ser la fluctuación de los márgenes unitarios de los productos industriales) que nos pueden servir para estudiar la situación de un país en un momento determinado, pero no son suficientes para entenderla a nivel nacional, en particular porque nunca responden a las actividades de todo un sector sino de unas cuantas empresas.
Con una visión reducida de la industria, dejamos de lado todos los integrantes que no monopolizan los precios ni tampoco el aumento en la productividad por parte de la mano de obra, el cual repercute en un descenso salarial por unidad que supera considerablemente el margen unitario antes mencionado.
