Quicio es un concepto con diferentes acepciones. De acuerdo a lo especificado por la Real Academia Española (RAE) a través de su diccionario, se trata de la parte de una ventana o de una puerta que ingresa en un sector específico para que se pueda mover, girar, abrir o cerrar, al igual que actúan los goznes, los pernios o las bisagras.
El quicio, en este sentido, es un gozne con punta que, actuando con una escuadra sobre un orificio, realiza un juego para que la ventana o la puerta puedan introducirse en un dintel o un umbral.
El término quicio en una famosa copla
Precisamente con ese significado, aparece el término en una de las coplas más importantes de la historia de la música. Nos estamos refiriendo a la canción que lleva por título “Ojos verdes”, en la que se dice así: “apoyá en el quicio de la mancebía”. Parece ser que fue en el año 1935 donde se encuentra el origen de esa composición musical, ya que se considera que fue el resultado de una reunión entre el cantante Miguel de Molina, el poeta Federico García Lorca y el escritor Rafael de León.
A este último se le atribuye la creación de esta copla, en la que cierto modo también participaron Quiroga y Salvador Valverde, que fue estrenada por la artista Blanquita Álvarez. No obstante, desde entonces hasta ahora, han hecho versiones de la misma cantantes de la talla del propio Miguel de Molina, Estrellita Castro, Concha Piquer, Rocío Jurado e Isabel Pantoja.
Uso simbólico de la noción
El uso más habitual de la noción, de todas maneras, es simbólico y asocia el quicio a un orden o un estado natural. Esta acepción permite crear diferentes expresiones con el término.
“Sacar de quicio” a alguien consiste en fastidiarlo, haciendo que pierda la paciencia o se enoje por algo. Por ejemplo: “Con tantas preguntas, Juan me sacó de quicio”, “¿Por qué te esfuerzas por sacarme de quicio? Estaba muy tranquila hasta que llegaste”, “El caos de tránsito de esta ciudad me saca de quicio”.
Muchas son las maneras que existen de sacar de quicio a alguien. Sin embargo, entre esas destacan las siguientes: gastarle una broma pesada, no escucharle e interrumpirle continuamente cuando está hablando, meterse con su aspecto físico, reírse de lo que dice, apostillar todo lo que explica, poner constantemente en duda lo que está exponiendo…
Sacar de quicio a alguien no sólo se puede hacer cara a cara sino también a través de las tecnologías. Así, por ejemplo, se puede lograr eso a través de aplicaciones de mensajería instantánea tales como WhatsApp. En concreto, en ese caso se sacará a alguien de quicio escribiéndole cada palabra en una frase o no respondiéndole.
Fuera de quicio
En un sentido similar, puede emplearse la idea de estar “fuera de quicio”, que equivale a tener los nervios alterados o a encontrarse sometido a una situación de tensión y estrés.
“Te sugiero no hablar con Manuel: está fuera de quicio por la reunión que tuvo con los acreedores”, “Fuera de quicio, el jugador comenzó a insultar al árbitro y hasta amenazó con golpearlo” y “Desde que lo despidieron del trabajo, el tío está fuera de quicio: ojalá encuentre un nuevo empleo a la brevedad” son ejemplos de este uso.