Para poder establecer y entender el significado del término reflexividad, lo primero que hay que hacer es determinar su origen etimológico. En este sentido, podemos manifestar que deriva del latín ya que la palabra está compuesta por distintos componentes de dicha lengua, tales como estos: el prefijo “re-”, que significa “hacia atrás”; el adjetivo “flexum”, que es sinónimo de “doblado”, y el sufijo “-ivo”, que se emplea para indicar una relación activa o pasiva.
La idea de reflexividad está vinculada a las características de la persona que es reflexiva (es decir, que suele reflexionar antes de hacer o decir algo). Reflexionar, por su parte, consiste en analizar algo con detenimiento.
Por ejemplo: “La reflexividad no forma parte de mi ser: suelo actuar por impulso, sin pensar demasiado en las consecuencias de mis actos”, “Necesitamos contratar a alguien que demuestre reflexividad a la hora de tomar decisiones importantes para la empresa”, “Manuel llegó a puesto gracias a la reflexividad y la paciencia”.
Reflexividad, introspección y ética
La reflexividad también se asocia a la introspección. Quien es reflexivo suele volcarse a su interior, prestando particular atención a sus pensamientos y estados anímicos. De este modo, el sujeto introspectivo o reflexivo no se caracteriza por compartir sus emociones ni exteriorizar aquello que siente.
Es importante saber que existe un principio que responde al nombre de reflexividad ética. Con el mismo lo que se viene a dejar patente es que el pensamiento que tenemos cada uno de nosotros influye de manera directa en todos los hechos sobre los que pensamos o en los que actúamos. Eso supone, entre otras cosas, que nos sirva para estar “pegados” a la realidad.
Una teoría de George Soros
Con respecto a todo eso, tenemos que subrayar la existencia de lo que se conoce como teoría de la reflexividad de George Soros. Este, entre otras muchas cosas, es un filántropo estadounidense de origen húngaro, que la ha desarrollado para, por ejemplo, analizar los cambios, fluctuaciones y acciones del ser humano con respecto a la economía y a las finanzas. De dicha teoría se pueden obtener varias claves que la sustentan:
-El conocimiento del mundo que tiene el ser humano es imperfecto porque es parte del mundo que está intentando comprender.
-El hombre para entender ese mundo y para poder adaptarlo a lo que le conviene lo que hace es desarrollar las funciones cognitiva y manipulativa respectivamente.
La reflexividad en la psicología
Dentro del ámbito de la psicología, la reflexividad se combina con la impulsividad en un estilo cognitivo (la manera que tienen las personas de procesar datos y hacer uso de sus recursos de cognición).
Ante una situación que le exige una respuesta, una persona puede actuar con impulsividad o con reflexividad. En el primer caso, el individuo privilegia la acción rápida aún cuando ésta pude derivar en un error. Con la reflexividad, en cambio, se prefiere actuar sólo cuando esta acción se considera adecuada tras un análisis.
El estilo cognitivo de impulsividad/reflexividad se forma a partir del balance entre ambas tendencias. La impulsividad permite actuar con velocidad pero con una probabilidad de error grande; la reflexividad, en cambio, minimiza los errores, pero puede hacer que se pierda un tiempo valioso antes de la acción.