Repitencia es la situación que se produce cuando un estudiante no es promovido al grado siguiente, por lo que debe repetir aquel que estaba cursando. Este término no es reconocido por la Real Academia Española (RAE) pero, sin embargo, su uso es bastante frecuente en el ámbito de la educación.
Por ejemplo: “La repitencia en el sistema educativo de este país es un problema muy serio”, “No creo que la repitencia ayude a los niños”, “A mi entender, la repitencia es el mejor camino para que un alumno asimile los conocimientos necesarios para su adecuada formación”.
Causas de la repitencia
La repitencia se produce por bajas calificaciones. Lo habitual es que el estudiante deba aprobar una cierta cantidad de materias o asignaturas para pasar de año. En caso de no aprobar dicho número de materias en ninguna instancia (es decir, en la cursada regular más los exámenes de recuperación que se establecen tras la finalización del curso), el alumno repetirá y deberá, al año siguiente, volver a cursar el mismo grado.
Pese a que el mecanismo de repitencia es habitual en todos los países, no existe consenso entre los pedagogos sobre la conveniencia del método. Para algunos, la repitencia supone un lastre que el alumno deberá arrastrar siempre por más que mejore sus calificaciones en el futuro. Para otros, permitir que los estudiantes promocionen y pasen de grado sin el nivel mínimo es contraproducente.
De esta manera, la repitencia aparece como un problema a solucionar por los sistemas educativos, ya que se mantiene el castigo para el niño que no aprueba las asignaturas exigidas, aunque se hace lo posible por evitar que llegue a esta situación.
Relación con la deserción
La repitencia es uno de los fenómenos que atentan contra la escolarización de un país, y va de la mano de la deserción, ya que muchas veces la primera es la puerta hacia la segunda. Son varios los factores que contribuyen a que los índices de dichas variables sean altos en muchas partes del mundo; uno de los principales es que algunas instituciones no cuentan con todo el ciclo y fuerzan a sus estudiantes a cambiar de colegio, lo cual acarrea un difícil proceso de adaptación, tanto a un nuevo grupo de personas como a un modelo educativo distinto.
Otros problemas que pueden surgir como consecuencia de dicha atomización en la oferta educativa y que más de una vez resultan en la repitencia o la deserción son el aumento de la inversión necesaria para hacer frente al nuevo centro educativo (ya sea porque su cuota sea mayor o porque se encuentre en una zona más alejada que el anterior y requiera de un desplazamiento más caro) y la falta de cupos disponibles, que convierta la búsqueda de un nuevo colegio en una auténtica pesadilla.
Por otro lado, existe una lamentable situación que tiene lugar en muchas aulas del mundo todos los días y que empuja a miles de niños y adolescentes a una repitencia casi segura, que comienza por la ausencia voluntaria: la humillación por parte de los maestros hacia los estudiantes. No son raras las historias de docentes que ejercen excesiva presión sobre algunos de sus alumnos o que se mofan de ellos si tienen dificultades para aprender, o si no cumplen con sus tareas de forma regular, lo cual representa un auténtico abuso de autoridad.
Normalmente, ante tales experiencias, algunos alumnos optan por ausentarse de la clase hasta quedar suspendidos, dando el primer paso hacia la bola de nieve que, finalmente, los empujará a repetir el curso. Dado que en muchos casos sus padres o tutores no mantienen relaciones estrechas con ellos sino que trabajan demasiadas horas al día o bien los ignoran deliberadamente, los menores no encuentran grandes obstáculos y la repitencia se vuelve casi inevitable.