En el deporte, la supremacía se alcanza con esfuerzo y talento, no se impone.
La supremacía implica alcanzar el grado más alto en algo, situándose en él. El concepto alude a la superioridad o la preponderancia.
TemasEn contexto
Por ejemplo: «El Partido Radical mantuvo su supremacía en la zona sur del país, pero no logró buenos resultados en el resto del territorio nacional», «La supremacía del equipo a nivel local es evidente: en lo que va del año jugó quince partidos y ganó catorce», «Para muchos, la supremacía de los automóviles de esta marca resulta indiscutible».
En el deporte
La idea de supremacía se usa en el ámbito del deporte para referirse a los competidores que suelen imponerse al resto o a los que ostentan mejores resultados. Si nos centramos en la Copa del Mundo de Fútbol, por mencionar una posibilidad, encontraremos una supremacía de Brasil: el seleccionado masculino de este equipo se consagró campeón mundial en cinco ocasiones, un récord que hasta el momento no alcanzó ninguna otra nación.
Supremacía masculina
La supremacía masculina, en tanto, defiende la preeminencia del hombre sobre la mujer. Conocida como machismo, implica concebir al varón como el jefe de los grupos familiares (y, por extensión, de la sociedad).
Como cualquier otro tipo de discriminación, se basa en conceptos absolutamente arbitrarios, ya que la naturaleza no nos conduce por medio de la genética a tratar mal a alguien porque no se vea como nosotros, porque tenga otras ideas o porque sea del sexo opuesto. Otro punto en común con el resto de los movimientos discriminatorios es que puede causar un amplio grado de daño a las víctimas, desde momentos desagradables que las hagan llorar hasta conducirlas al suicidio, sin dejar de lado los casos en los cuales el victimario es quien le quita la vida a su víctima basado en su desprecio infundado.
No podemos decir que la supremacía masculina sea un fenómeno simple, sino que puede adoptar muchas formas y afectar tanto a las mujeres como a los hombres mismos. Es importante resaltar que esta forma de discriminación no beneficia a todos los seres humanos que hayan nacido con el sexo masculino, sino únicamente a aquéllos que sigan una serie de reglas o normas sociales. Dicho de otra manera, un chico homosexual o transexual no se considera parte de este «grupo privilegiado», sino un opositor más, a quien también le llega el maltrato.
Supremacía racial
Existen movimientos racistas, por otra parte, que postulan la supremacía racial. De acuerdo a esta postura, hay razas superiores que están llamadas a dominar y razas inferiores que deben mantenerse en una posición de subordinación.
La supremacía blanca, en este marco, sostiene que las personas blancas tienen que subyugar a aquellas que pertenecen a otras etnias, ya que los blancos son superiores al resto. Este racismo se ejerció en Estados Unidos durante mucho tiempo, cuando los no blancos eran forzados a la esclavitud y carecían de muchos derechos elementales.
La supremacía racial es arbitraria y extremadamente dañina.
A lo largo de la historia de la humanidad, la supremacía racial ha cobrado diferentes formas, aunque todas ellas han sido lamentables e injustas. Cabe mencionar que de por sí se usan términos asociados con los colores que ni siquiera reflejan de manera precisa las tonalidades de nuestra piel: nadie es realmente blanco, negro, amarillo o rojo. Tampoco existe alguien que tenga la piel de un solo color. Partiendo tan sólo de estas cuestiones, la discriminación no debería poder sostenerse. Sin embargo, el odio puede cobrar más fuerza que la razón.
Más allá del inmenso daño que causa la discriminación, una de sus peores características es que puede ejercerse en silencio, sin dar señales evidentes. La supremacía racial se manifiesta muchas veces con barreras invisibles a quienes no han nacido con una determinada raza, dejándolos fuera de oportunidades laborales, estudiantiles o incluso negándoles la adquisición de una casa.
