Térmica es una noción con varios usos. Como adjetivo (térmica o térmico), refiere a aquello vinculado a la temperatura o al calor. En este sentido, puede hablarse de sensación térmica para hacer mención a cómo reacciona el organismo del ser humano frente a diversas condiciones ambientales.
La idea de sensación térmica, de este modo, trasciende a la temperatura del aire, ya que en el cuerpo también experimentamos los efectos de otras variables a la hora de sentir si hace frío o calor. La velocidad y la humedad del aire son otras de las cuestiones que se consideran al medir la sensación térmica. De esta manera, en un lugar donde se registra una temperatura de 26º C, puede haber una sensación térmica de 32º C, por ejemplo.
Un material térmico es aquel que puede mantener la temperatura. Un vaso térmico, por lo tanto, puede conservar su contenido caliente durante un periodo extendido de tiempo. Si una persona sirve café caliente en un vaso térmico, podrá beberlo bastante tiempo después sin que la temperatura del líquido haya descendido.
La fiebre térmica
La fiebre térmica, por otra parte, aparece cuando un cuerpo es expuesto a una temperatura exterior muy elevada. Si un sujeto permanece varias horas bajo el sol una tarde con una temperatura superior a los 40º C, puede sufrir fiebre térmica. Otros nombres por los que es posible encontrar este trastorno son hiperpirexia térmica, golpe de calor, insolación y siriasis.
Es importante señalar que la fiebre térmica puede acarrear convulsiones, dejar a una persona en coma o incluso provocarle la muerte. Con respecto a las causas de este trastorno, además de la exposición a una temperatura muy elevada durante un largo tiempo también puede influir una circulación de aire deficiente y un exceso de ejercicio físico. Los individuos más propensos a sufrirlo son quienes atraviesan enfermedades generales y aquellos que han superado los 40 años de edad.
Síntomas habituales
Los síntomas asociados a la fiebre térmica son muchos, aunque todos son fáciles de detectar, a menos que el ataque comience de forma súbita; veamos algunos de ellos a continuación:
* dolor de cabeza, náuseas, dolor precordial (en la zona que se encuentra debajo del pezón izquierdo) y debilidad;
* cesación o decremento de la sudoración, algo que puede tener lugar hasta varias horas antes del ataque;
* piel seca y caliente, además de congestión;
* presencia de calambres o crispación muscular;
* angustia e indiferencia al entorno;
* contracción de las pupilas, seguida de dilatación;
* disminución de los reflejos tendinosos;
* frecuencia del pulso por encima de los 159 y ligera elevación de la presión sanguínea.
Diagnóstico y tratamiento de la fiebre térmica
Para que un médico proceda a diagnosticar una presunción de hiperpirexia por calor, es necesario que el paciente presente pirexia sin ninguna causa aparente más allá de la antes mencionada exposición a una temperatura muy elevada. Una vez detectada la fiebre térmica, el tratamiento debe comenzar cuanto antes, aunque esto se dificulta dado que comparte algunos de sus síntomas con la neumonía, la malaria y la meningitis.
Algunas de las medidas fáciles de tomar para combatir un caso de fiebre térmica son los baños de agua a muy baja temperatura. Si esto no es posible, o bien de forma complementaria, se aconseja envolver al paciente con una manta mojada y masajear la piel para promover el descenso de la temperatura corporal.
Otros usos del término
Una columna térmica, en ocasiones mencionada simplemente como térmica o termal, es la columna de aire que se desplaza hacia arriba desde una altitud atmosférica baja. Estas columnas se forman a partir del fenómeno de la convección.
Por último, una llave térmica, que también puede mencionarse como térmica, es un artefacto que interrumpe la corriente eléctrica cuando supera un cierto valor en un circuito.