Trombo es un concepto se emplea en la medicina para nombrar a una masa sanguínea que aparece dentro de una vena, una arteria o un capilar. Antes de entrar de lleno a analizar el significado del término, podemos decir que su origen etimológico emana del griego, más exactamente de la palabra grumo, que puede traducirse como “coágulo”.
El desarrollo de un trombo puede impedir la normal circulación de la sangre y hacer que el flujo no llegue a un órgano o a una parte del cuerpo, lo que puede generar graves problemas de salud. Un trombo, por lo tanto, puede desde producir la destrucción de un tejido hasta causar el fallecimiento de la víctima.
Síntomas de la existencia de un trombo
Existen diversos síntomas que indican que existe un trombo en alguna parte del cuerpo. En concreto, entre los más frecuentes están los siguientes:
- Dolores después de practicar deporte que surgen de manera espontánea y que disminuyen o desaparecen al elevar las piernas.
- Enrojecimiento de las piernas.
- Se marcan mucho las venas superficiales.
- Sensación de calor y de pesadez.
- Dolores concretos en las extremidades.
- Edemas.
- Aumento de la frecuencia cardíaca.
- Fiebre.
- Disnea.
Cuando el coágulo se crea en un cierto vaso y se queda allí, se habla de trombo. En cambio, si el coágulo aparece en una parte del cuerpo y después se moviliza hacia otra, estamos ante un caso de embolia.
Causas de la aparición
Los trombos pueden aparecer por diversos motivos. Cuando una persona sufre una alteración en el flujo de la sangre (por estar mucho tiempo en estado de reposo, por ejemplo), es posible que sufra un trombo. Lo mismo puede ocurrir a partir de cambios en la composición de la sangre o de la rotura de un vaso.
Además de todo lo expuesto, tenemos que decir que existen ciertas personas que tienen más predisposición a sufrir un trombo. En concreto, nos estamos refiriendo a las que cuentan con mayor edad, a quienes se han sometido a intervenciones quirúrgicas de gran importancia, las mujeres embarazadas o las que toman anticonceptivos por vía oral, las que padecen patologías inflamatorias del intestino…
Por supuesto, no hay que olvidar tampoco que, de la misma manera, es más habitual que se produzca en personas que pasan mucho tiempo encamadas o inmovilizadas por culpa de una insuficiencia cardíaca o de un infarto cerebral, por ejemplo.
Diversos tratamientos médicos son los que utilizan en estos momentos para prevenir la aparición de trombos en todos esos individuos proclives a padecerlos. De ahí que se les receten ciertos medicamentos y se les aconseje acciones en materia de alimentación, como la reducción de sal.
Tipos de trombos
Es posible calificar a un trombo como rojo o blanco de acuerdo a la disposición de los componentes de la sangre. El trombo rojo, también llamado trombo de coagulación, exhibe los componentes desordenados y mezclados. En el trombo blanco, que puede denominarse trombo de aposición, los componentes de la sangre se organizan de manera transversal y alternándose con espacios deprimidos.
Cabe resaltar que al proceso de desarrollo de un trombo y al coágulo en sí mismo se los conoce como trombosis, un trastorno que puede producir un ACV o un ataque cardíaco.