El principio antrópico señala que, para ser válidas, las teorías vinculadas al origen y la evolución del universo deben ser compatibles con la existencia de los seres humanos.
Principio antrópico es una expresión que engloba a una idea cuyo contenido se puede abordar o analizar desde la cosmología y la física, así como desde la teología y la filosofía.
Este concepto que cobró relevancia a partir de ser pronunciado en un simposio por parte de un experto en física teórica que nació en Australia y responde al nombre de Brandon Carter admite dos grandes modalidades: una catalogada como principio antrópico débil y otra denominada principio antrópico fuerte. Además, se les ha dado impulso a otro par de clasificaciones: una que da cuenta de un principio antrópico participativo y otra que le da espacio a un principio antrópico final.
Al descubrir qué cuestiones o deducciones plantean este enunciado y las conjeturas al respecto se advierte también que hay debates y controversias al respecto.
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ResumenOrigen y contenido del principio antrópico
El principio antrópico, cuyo contenido apunta a señalar que las teorías relacionadas al origen y la evolución del universo deben considerar el rol de la humanidad en él, encuentra sus primeras menciones o formulaciones primigenias de la mano de Alfred Russel Wallace y, luego, de Robert H. Dicke.
Más tarde se desarrolló más en profundidad con Brandon Carter, quien lo postuló como una reacción o contrapunto frente a la aceptación desmedida lograda por el principio de Copérnico. Desde su perspectiva, la dinámica y la estructura del universo dependen de constantes que únicamente pueden tener valores limitados a raíz de la existencia del ser humano. Surge de este razonamiento que la presencia y supervivencia del hombre exige condiciones y realidades rigurosas a partir de las cuales se puede deducir de modo preciso y específico qué rasgos debe reunir un universo para que sea factible la vida humana en él.
Con los años se han ido ocupando de él Stephen Hawking, John D. Barrow y Frank J. Tipler (estos dos últimos sugirieron una interpretación sobre un principio antrópico final), entre otros expertos. También es posible señalar entre quienes le han dado difusión a los lineamientos del principio antrópico al físico teórico norteamericano John Archibald Wheeler (científico que le ha dado forma al conjunto bautizado como principio antrópico participativo) y al astrofísico Trinh Xuan Thuan.
Al repasar principios, teorías y postulados en torno al universo y la existencia humana no debe pasarse por alto que, de acuerdo a un principio cosmológico, no hay en el cosmos puntos de observación más favorecidos que otros sino que las leyes que rigen en él y sus particularidades pueden determinarse independientemente de la ubicación.
A través del principio antrópico se busca poner el foco en las condiciones que debe haber en el universo para posibilitar la existencia de vida humana.
Versiones, conjeturas y derivaciones
Desde hace varias décadas se admiten diferentes categorías asociadas al principio antrópico.
La versión débil refuerza la idea de la compatibilidad entre el universo y la vida humana, planteando que hay en el cosmos condiciones y propiedades concretas para permitir la existencia del observador humano. Gracias a este enfoque se orientan predicciones, hipótesis e investigaciones referidas a los escenarios o características que tiene que haber en un planeta para albergar vida.
El principio antrópico fuerte, en tanto, sugiere que hay una configuración determinada en el universo para que, en algún momento de toda su historia o evolución, admita dentro suyo vida inteligente. Esta postura ha sido calificada por más de un estudioso como innecesaria y no científica, alegando la imposibilidad de falsarse y comprobarse. Aquellos que abrazan la creencia de un diseño inteligente recurren a la proposición conocida como “ajuste fino del universo” a fin de ofrecer una suerte de demostración del principio antrópico fuerte.
También es oportuno señalar que suele contextualizarse el contenido del principio antrópico (al cual sus detractores le atribuyen una esencia tautológica) mediante teorías conectadas con el multiverso. Adquiere notoriedad, en este punto, la llamada interpretación de múltiples mundos, una postura de raíz filosófica que alienta la probabilidad de que exista un número infinito de universos.
Hay quienes definen como tautología tanto al principio antrópico débil como al argumento del diseño inteligente.
Alcances del principio antrópico
Son extensos y variados los alcances del principio antrópico, según se desprende de la práctica.
Lo estudian, lo analizan y hasta delinean argumentos tanto a favor como en contra quienes se dedican a la cosmología y tienen como foco de su interés al universo observable o investigan la teoría del Big Bang. Está presente, también, en el ámbito de la física teórica y hasta en reflexiones propias del plano de la religión.
Entra en juego, incluso, en el campo de la astrobiología y en proyectos orientados a la búsqueda de vida extraterrestre.
Es enriquecedor, asimismo, tener presente la bibliografía disponible sobre este tema. Esta idea está abordada, por indicar dos referencias a modo de ejemplo, por Fabián Ludueña Romandini en “Más allá del principio antrópico. Hacia una filosofía del outside”, mientras que Eduardo Arroyo Pérez es autor de “El principio antrópico. ¿Puede nuestra existencia determinar las leyes del cosmos?”. Imperdible resulta, por otra parte, la lectura de «Breve historia del tiempo», un material elaborado por Stephen Hawking.
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