El vocablo latino tellus llegó a nuestro idioma como telúrico. Se trata de un adjetivo que se usa para calificar a aquello vinculado al planeta Tierra o al telurismo (concepto que se relaciona a la influencia que ejerce el suelo de una región sobre las personas que habitan en él).
La idea de movimiento telúrico, por lo tanto, hace referencia a un terremoto, seísmo o sismo. Este fenómeno se produce cuando una falla geológica se rompe o cuando se registran fricciones en los bordes de una placa tectónica. Un terremoto también puede generarse por la erupción de un volcán o hasta por una acción del ser humano (como la explosión de una bomba subterránea).
Estos acontecimientos hacen que se libere energía (la cual adopta la forma de ondas sísmicas) y que la corteza terrestre se sacuda con violencia. Los movimientos telúricos, de este modo, provocan que la Tierra tiemble y que puedan producirse diferentes tipos de daños en la superficie (desde la caída de edificios hasta la fractura del pavimento de las calles, por citar apenas algunas posibilidades).
Lo telúrico es aquello vinculado al telurismo o al planeta Tierra.
TemasPlaneta telúrico
Se califica como planeta telúrico, por otro lado, a aquel que está compuesto en su mayor parte por silicatos (una clase de minerales). Los planetas telúricos se diferencian de los planetas gaseosos, que se constituyen por gases en distintos estados de agregación.
La Tierra, Venus, Marte y Mercurio son planetas telúricos.
A un terremoto se lo puede mencionar como un movimiento telúrico.
El concepto en el arte
La idea de telúrico, por otra parte, se emplea en el ámbito de la música para calificar a las composiciones, géneros o ritmos que son propios de una cierta tierra.
En la literatura realista suele aparecer la idea de novela telúrica, aunque para comprender su significado es necesario brindar un poco de contexto. Luego del romanticismo literario llegó el costumbrismo, y entre sus características más destacadas se encuentra una especial atención a las costumbres y los paisajes pintorescos, así como una visión particularmente crítica del ambiente social de la época. Entre el siglo XIX y el comienzo del XX, este movimiento coexistió con el realismo y con el modernismo.
En este caso nos interesa el realismo, el cual surgió en primer lugar en Francia en la década de 1830 para oponerse al romanticismo, como un medio para buscar una reproducción precisa de la sociedad de entonces, mientras que llegó a América Latina, más específicamente a Colombia, unos cincuenta años más tarde, junto con el modernismo. Las historias escritas en esa época exponen diversos problemas de carácter político y social, que hayan afectado negativamente a la gente, y narran la lucha de los pueblos en escenarios realistas y sin ornamentos que busquen suavizar las asperezas.
La novela telúrica
Este realismo social no dio lugar a héroes, sino que plasmó las vidas de personas comunes; tampoco retocó los paisajes para volverlos más agradables. Además, la acción de cada personaje fue uno de los puntos fundamentales y en los que más atención pusieron los escritores de estos textos, muchos de los cuales se presentan en prosa narrativa. Un gran número de las novelas que fueron producidas en esas décadas en América Latina entran en la categoría de novela de la Tierra o telúrica.
Por lo tanto, podemos decir que la novela telúrica es una narración en la cual se muestra la naturaleza como una entidad grandiosa que el ser humano no es capaz de dominar, y esto hace alusión a la necesidad de libertad que muchas personas sentían en esa época, a una lucha por romper las cadenas de la cultura de Europa y de la opresión de las leyes racionales, que causaron tanto daño en pos de la supuesta evolución de la especie, sin pensar en las verdaderas necesidades, sin respetar los límites ni pensar en las consecuencias.
