Afinación es el proceso y resultado de afinar. Este verbo refiere a retocar, corregir o mejorar algo. El término también se utiliza para la acción que busca incrementar la calidad de una cosa.
Por ejemplo: “Tenemos que ajustar los últimos detalles y la afinación final, pero la máquina ya está casi lista”, “Por lo general, escribo mis libros en pocas semanas pero después invierto varios meses en la afinación de los textos”, “Estamos cerca de llegar a un acuerdo: sólo nos resta la afinación de algunas cláusulas”.
Afinación en la música
La noción de afinación es muy utilizada en el ámbito de la música en referencia a lograr que los instrumentos reproduzcan cada una de las notas que componen su extensión total de acuerdo a una convención determinada, según sea necesario para las piezas que se desee ejecutar.. Esto puede realizarse de muchas maneras; una de ellas, muy común y práctica, consiste en utilizar un diapasón como guía. Algunas oraciones que utilicen el término en este contexto son: “El músico interrumpió el concierto en varias ocasiones para proceder a la afinación de su guitarra”, “Mañana el profesor me enseñará cómo desarrollar la afinación del bajo”, “Creo que algo falla en la afinación del piano”.
El objetivo de un sistema de afinación es desarrollar diversos vínculos de frecuencia entre las vibraciones generadas por las notas que forman parte de una escala. Estos vínculos se describen a partir de los intervalos existentes entre las notas.
La afinación de cada instrumento musical variará de acuerdo a sus características. El piano suele afinarse mediante el sistema temperado, mientras que los instrumentos de cuerda que disponen de trastes se afinan por quintas o cuartas perfectas (rasgando las cuerdas en el aire).
El famoso aunque incomprendido La 440 corresponde a la nota «la» que se ubica por encima del «do» central del piano, y su nombre indica que al ejecutarlo vibra constantemente 440 veces por segundo. Esta nota en particular se utiliza como estándar de referencia a la hora de afinar un instrumento en la actualidad, a diferencia de épocas pasadas, en las cuales el número de vibraciones era menor.
Un proceso que puede ser complejo
Los estudiantes de canto suelen ser quienes más sufren de problemas a la hora de afinar, dado que, si bien existen otros instrumentos (a parte de la voz) que presentan dificultades similares, tales como el violín, el hecho de que las cuerdas vocales sean parte de nuestro cuerpo hacen que no conseguir la afinación deseada resulte en una doble decepción.
Para algunas personas, conseguir una buena afinación es una cuestión natural, que no les exige ningún tipo de esfuerzo consciente. Sin embargo, la música vocal puede llegar a ser muy compleja, y cuando un cantante se adentra en los terrenos de la coloratura (la música cantada más ornamentada), toda habilidad innata es insuficiente para alcanzar resultados aceptables o, incluso, agradables al oído de los espectadores. Por otro lado, quienes combaten con sus propios sistemas fonadores para lograr afinar las notas de simples ejercicios de vocalización suelen pensar que jamás superarán sus barreras, lo cual no es necesariamente cierto.
La música vocal está plagada de mitos, y es tan posible que un estudiante prometedor se estanque cuando se encuentre con un verdadero desafío, como que un humilde aspirante con problemas de afinación logre superarlos y cumpla sus sueños. Para afinar es necesario educar al cerebro, proporcionarle información acerca de tonalidades y de las diferentes relaciones y tensiones que existen entre las notas. Esto no significa que todos podamos convertirnos en grandes cantantes, sino que el camino es mucho más complejo de lo que se cree y que muchas veces la educación hace la diferencia.