En el siglo II, Claudio Ptolomeo publicó un tratado de astronomía titulado Hè magalè syntaxis, que en árabe se conoció como Almagesto. La obra incluye un amplio listado de estrellas, explica el movimiento aparente de los astros y ofrece la descripción de un sistema geocéntrico (que ubica a la Tierra en el centro del universo).
Obra detallada
Para desarrollar su tratado, Ptolomeo partió de un catálogo de estrellas que había creado Hiparco de Nicea. El Almagesto presenta trece volúmenes, comenzando con la exposición del sistema geocéntrico y finalizando con un detalle del método seguido por el autor para el cálculo de las trayectorias y las posiciones de los planetas.
Ptolomeo ofrece información sobre cuarenta y ocho constelaciones en el Almagesto. El astrónomo además expone los fundamentos del sistema geocéntrico, con los planetas, la Luna y el Sol girando en torno a la Tierra.
Es importante mencionar que Ptolomeo escribió su libro en griego. En el siglo IX, el califa Al-Mamún impulsó la traducción del texto al árabe, que pasó a ser mencionado como Al-Majisti (traducible como “El más grande”). Finalmente el trabajo quedó en la historia como Almagesto.
La popularidad del Almagesto en el mundo occidental llegó a través de su versión en árabe. Recién en el siglo XII el Almagesto fue traducido a nuestra lengua.
Los trece volúmenes
Como mencionamos más arriba, este trabajo es una auténtica muestra de trabajo duro y meticuloso, más allá de que la información que presenta ya no se considere vigente desde un punto de vista científico. Con respecto a Hiparco de Nicea, podemos decir que fue otro científico entregado a la astronomía, además de la geografía y las matemáticas, que vivió entre el 190 y el 120 a. C. Su catálogo no se conserva, de manera que no podemos saber con certeza cuánto tiene en común con el de Ptolomeo.
La edición común de Almagesto pertenece al historiador y filólogo Johan Ludvig Heiberg, nacido en Dinamarca a mediados del siglo XIX, la cual publicó en el año 1899. En ella están basadas las traducciones al alemán y al inglés, de 1912 y 1984, respectivamente. Nótese que en la versión inglesa se incluyeron algunos cambios gracias a haber revisado los manuscritos originales.
A continuación veremos los temas que trata cada uno de los trece volúmenes:
1: presentación del sistema geocéntrico. Si bien es la versión de Ptolomeo, otros científicos ya habían apoyado la misma idea general de la Tierra como centro del universo conocido;
2: la duración del año y el momento en el cual tienen lugar los equinoccios;
3: más acerca de los equinoccios, además de tratar los solsticios;
4: el mes sinódico (el período que se da entre dos fases equivalentes de la luna, que suele durar aproximadamente 29,53 días) y otros datos sobre la Luna;
5: la corrección de la desviación que tienen los ángulos a los que se mueven la Luna y el Sol;
6: un método para predecir la aparición de los eclipses y una medición del diámetro de la Luna y el Sol;
7 y 8: se afirma que la posición relativa de las estrellas es fija, además de incluir un catálogo de estrellas del sur, es decir, las más próximas al polo sur;
9 al 13: el método para determinar las trayectorias y las posiciones de los planetas, con una detallada explicación de los círculos epicíclicos antes mencionados.
Sistema geocéntrico
Cabe resaltar que el sistema geocéntrico que postuló Ptolomeo fue la teoría predominante para explicar las órbitas de los planetas hasta que Copérnico propuso el modelo heliocéntrico. Más adelante, Galileo Galilei y Johannes Kepler aportaron más datos que consolidaron el heliocentrismo.
El movimiento de los planetas, la Luna y el Sol se explica en el Almagesto haciendo uso de un sistema muy detallado que diseñó el propio Ptolomeo, el cual consistía en una serie de círculos epicíclicos. Este último término hace referencia a que cada círculo tiene su centro sobre el borde de otro; dicho de otra manera, todos los cuerpos que giran en torno a otro siguen una órbita circular, posando sobre ella el centro de otro movimiento rotatorio con el cual, a lo largo de todo el recorrido, dibujan una elipse.