Apostasía es el acto y la consecuencia de apostatar. El término tiene su raíz etimológica en un vocablo griego que llegó al latín tardío como apostasĭa.
TemasRenunciar a una religión
El verbo apostatar, en tanto, alude a renunciar a una religión. Puede tratarse de un individuo que hace público el abandono de su fe o de un religioso que opta por marcharse de la orden que integraba.
La apostasía es un procedimiento por el cual podemos renunciar a nuestra religión.
La apostasía, en definitiva, implica alejarse de una religión. El apóstata abjura de su fe, dejando de lado los dogmas y los preceptos que, hasta entonces, estaba comprometido a respetar y seguir.
Se asocia la apostasía a la libertad de culto y de conciencia. Hay quienes consideran que es un derecho de las personas y sostienen que la decisión de apostatar debe registrarse en algún documento. También se pide que, con la apostasía, se eliminen los datos del individuo de cualquier listado de miembros del grupo religioso en cuestión.
Es posible vincular la apostasía a una desafiliación. El alcance y la materialización de esta decisión varían según la religión y la legislación.
En el cristianismo
Veamos el caso del cristianismo. Quien recibe el sacramento del bautismo pasa a formar parte de la comunidad cristiana. Por lo general este ritual se realiza a temprana edad, con lo cual el niño no tiene conciencia ni poder de decisión sobre el proceso. Si, en la adultez, el bautizado quiere renunciar formalmente al cristianismo, debe recurrir a la apostasía.
Cabe destacar que existe una campaña de apostasía colectiva que impulsa una renuncia masiva a la Iglesia católica. Se trata de una iniciativa de agnósticos y ateos que, en su niñez, fueron bautizados y ahora aspiran a expresar su rechazo a las instituciones del catolicismo.
Apostasía en España
El procedimiento para acceder a la apostasía en España al día de hoy es bastante sencillo, aunque no tanto como simplemente decir «ya no quiero formar parte de esta religión». Veamos a continuación los cuatro pasos fundamentales para concretarlo. El primero es conseguir la partida de bautismo, el documento necesario para dar inicio al trámite. Claro que, por fácil que parezca, no todos la tenemos a mano y si tenemos que solicitar una nueva emisión debemos dirigirnos a la parroquia en la que nos bautizaron.
Cabe agregar que no es gratuita, aunque su precio ronda los diez euros. Además, no es raro que el cura intente disuadirnos de la apostasía, por lo cual muchos recomiendan decir que la necesitamos para casarnos o que simplemente queremos tenerla de recuerdo. El segundo paso es fotocopiar el documento de identidad; sin duda, infinitamente más sencillo que el anterior. Sin embargo, también debemos compulsar la copia en una comisaría, es decir solicitar que cotejen la copia para que aprueben su validez.
Para conseguir la apostasía debemos superar un trámite relativamente sencillo y económico.
Ya nos vamos adentrando en el proceso de la apostasía propiamente dicho, ya que el tercer paso es rellenar el formulario correspondiente, que podemos encontrando haciendo una simple búsqueda con las palabras «solicitud de apostasía de» más el año actual. Uno de los puntos a tener en cuenta en este paso es que debemos indicar que no necesitamos que un representante de la Iglesia nos asesore, ya que si pasamos por alto este campo se pondrán en contacto con nosotros para intentar convencernos de no seguir adelante.
Por último, no queda más que enviar la documentación o llevarla en persona a la diócesis local. Si no conocemos su ubicación, una vez más basta con una búsqueda en Google para encontrarla. Las palabras claves en este caso son la «conferencia episcopal» a la que pertenecemos y su respectivo «mapa eclesiástico». La confirmación de que nuestro trámite de apostasía ha sido exitoso es la declaración que nos deben enviar por correo, la cual puede tardar una semanas en llegar.
