El concepto de ataraxia se usa en la filosofía para referirse al ánimo sereno y calmo. Diversas corrientes filosóficas defienden la ataraxia como la disposición anímica que lleva a la persona a alejarse de las perturbaciones para alcanzar la felicidad.
La ataraxia requiere regular las pasiones y ser lo suficientemente fuerte ante las adversidades como para llevar una vida equilibrada y plácida. Este sosiego se logra cuando el individuo consigue evitar los placeres innecesarios, que provocan un dolor intenso después de la satisfacción inicial.
Ataraxia según distintas corrientes
El epicureismo, por ejemplo, distinguía entre los placeres naturales y necesarios (vinculados a la subsistencia); los placeres que, pese a ser naturales, resultan innecesarios (ya que suponen alteraciones superficiales de los placeres necesarios); y los placeres que no son ni naturales ni necesarios (surgidos por el ego o la ambición). La ataraxia como vía a la felicidad requiere solo obedecer al primer tipo de placeres (los naturales y necesarios), descartando el resto.
De acuerdo a la visión de los escépticos, la ataraxia se logra al suspender el juicio sobre las cosas. Cuando una persona no cree en nada, evita los conflictos y logra que su ánimo esté sereno.
Los estoicos, por su parte, creían que la ataraxia era una consecuencia de una vida regida por la virtud y la razón. El estoicismo fue la última escuela importante de la filosofía, y existió hasta el año 529 d. C., cuando la Escuela de Atenas fue clausurada por el emperador Justiniano. También el budismo promueve la ataraxia, sosteniendo que la ausencia de deseo evita el dolor.
El concepto en la medicina
Desde un punto de vista físico, la medicina denomina ataraxia a un estado que puede aparecer como resultado de haber recibido un golpe fuerte en la zona frontal de la cabeza o de haber sufrido un ictus (un acceso morboso que tiene lugar violenta y súbitamente; algunos ejemplos son el «ictus epiléptico» y el «apoplético»).
Resulta curioso que mientras la filosofía presenta el concepto como un método para alcanzar la felicidad y la plenitud, la medicina se sirva del mismo término para dar nombre a un problema de salud. En ambos casos, la palabra imperturbable parece ser clave, ya sea por haber conseguido la serenidad absoluta o bien por la falta de respuesta ante los estímulos externos.
Ataraxia, imperturbabilidad y trauma
Para la filosofía griega, la ataraxia es sinónimo de imperturbabilidad, de un estado del alma y la mente que no admita la entrada del sufrimiento ni de las emociones perturbadoras, como ser la ira.
En el caso de la ataraxia provocada por un ictus, la medicina explica que los pacientes no conocen ni aceptan los límites y las normas, dado que pierden esa capacidad y actúan de una forma que no tiene en cuenta las consecuencias. Claro que esto no llega solo: a menudo los afectados por la ataraxia son perseguidos por sentimientos de culpa a causa de sus actos.
Si bien la ataraxia como resultado de un trauma acarrea la imposibilidad de sentir frustración, se presenta una contradicción muy particular, ya que sí hay espacio para el nerviosismo y la ansiedad, y no para la alegría y la espontaneidad.
Retomando la ataraxia en el sentido filosófico, los griegos la consideraban un objetivo espiritual para alcanzar un estado de pasividad y apatía que les permitiera vivir en la calma absoluta. Para ello, como se menciona más arriba, es necesario evitar tanto las acciones como los sentimientos, al menos todo aquello que pueda perturbarnos y conseguir que perdamos la concentración en nuestra meta.
Otros usos del concepto
Ataraxia, por otra parte, es el nombre de un cómic, de una canción del grupo chileno Dr. Vena y de una banda italiana de música gótica.
Como se puede advertir, la noción tiene usos en distintos ámbitos. Por eso hay que prestar atención al contexto para comprender a qué se refiere.