La etimología de barbarismo nos lleva al vocablo latino barbarismus, a su vez derivado del griego barbarismós. El término tiene varios usos de acuerdo al contexto.
TemasAsociado a la barbarie
En el lenguaje coloquial, el barbarismo se asocia a la barbarie, en el sentido de la ausencia de civilidad o cultura. También puede referirse a una barbaridad: una expresión necia, grosera o fuera de lugar.
Una interpretación de «barbarismo» alude a los pueblos incultos y violentos del pasado.
Por ejemplo: “El actor creció en un ambiente de barbarismo que no fue saludable para su desarrollo emocional”, “¡No voy a tolerar semejante barbarismo sobre mi honor!”>, “La violencia es un acto de barbarismo que debería ofendernos como comunidad”.
En el primer ejemplo se habla de un actor cuya infancia no le brindó la armonía y las condiciones necesarias para crecer sanamente, para convertirse en una persona equilibrada. El barbarismo en este caso señala lo opuesto a la civilización, a todas aquellas características que asociamos con la vida moderna, desde la conducta individual hasta el acceso a los recursos que damos por sentado.
La segunda oración expresa la postura firme del emisor frente a un acto de barbarismo que, según denuncia, alguien está dirigiendo a él y que puede manchar su honor. Por último tenemos un mensaje que nos recuerda lo ofensivo que debería resultar la violencia para nosotros como especie, para cualquier grupo de seres humanos. Todas las conductas que se vean enmarcadas en el conjunto de barbarismos deberían quedar en el pasado, ya que no traen otra cosa que sufrimiento e injusticia.
Pueblos bárbaros
De manera poética, la idea de barbarismo hace mención a un grupo o una aglomeración de bárbaros. Cabe recordar que se llama bárbaros a los pueblos que realizaron invasiones al Imperio romano y se expandieron por el continente europeo a partir del siglo V; el término además alude a quienes son crueles o incultos.
Para la lingüística
En el ámbito de la lingüística, un barbarismo es una incorrección que implica utilizar palabras impropias o escribir y pronunciar de forma indebida los términos. Por otra parte, los barbarismos son extranjerismos que aún no se incorporaron a una lengua.
Muchas veces los barbarismos surgen por agregar, quitar o cambiar de lugar una letra. Es habitual, en este marco, que muchos individuos hablen de “desvastar” cuando desean referirse a “arrasar” o “destruir”. Lo correcto, en este caso, es indicar “devastar”, sin la S antes de la V.
Otros barbarismos frecuentes se producen al agregar, de forma incorrecta, una S al final de ciertos verbos, como “dijistes” (por “dijiste”) y “fuistes” (por “fuiste”). Si bien estudiados desde el ámbito académico parecen errores imperdonables y muy evidentes, en el habla cotidiana pasan desapercibidos para millones de hispanohablantes, y se convierten poco a poco en parte del lenguaje habitual que aceptan como «correcto».
Barbarismos, de Andrés Neuman (Editorial Páginas de Espuma)
Barbarismos, de Andrés Neuman
En el año 2014, el escritor argentino Andrés Neuman, quien ha pasado gran parte de su vida en España, publicó un libro titulado Barbarismos (Páginas de Espuma), el cual puede entenderse, en sus propias palabras, tanto como una sátira o como un homenaje a los diccionarios de nuestra lengua. Es una obra muy peculiar, que demuestra una innegable pasión por el idioma español al mismo tiempo que la determinación a poner en duda su institucionalización.
Se trata de un libro atrevido, que pretende reinterpretar «la norma», ir en contra de ciertos eufemismos y criticar sin piedad los sistemas políticos, pero sin dejar de reconocerse como parte de la barbarie que denuncia en sus páginas. Precisamente, lejos de asumir una postura y atacar a quienes no la adoptan, se toma el trabajo de hacer crudas definiciones de conceptos tan distantes como «democracia», «izquierda» y «monarquía», todas ellas con su correspondiente cuota de ácido.
