El vocablo latino borrāgo llegó al catalán como borratja. Ese es el antecedente etimológico más cercano de borraja, según detalla la Real Academia Española (RAE) en su diccionario.
La borraja es una planta que integra el grupo familiar de las borragináceas. Con una altura que puede alcanzar unos sesenta centímetros, presenta un tallo ramoso de grosor considerable, hojas de gran tamaño y racimos de flores azuladas. Otra particularidad es que se encuentra recubierta de pelos.
Características de la borraja
Como todas las borragináceas, la borraja es una especie angiosperma y dicotiledónea. La calificación de angiosperma revela que se trata de una fanerógama (sus órganos reproductivos tienen forma de flor y son visibles) con carpelos que constituyen una cavidad cerrada para albergar los óvulos; que sea dicotiledónea, en tanto, indica que sus embriones disponen de dos cotiledones (es decir, de dos primeras hojas).
Este vegetal, de nombre científico Borago officinalis, es nativo de Medio Oriente pero se naturalizó en regiones como Sudamérica, el Mediterráneo y el norte de África. Para su crecimiento requiere de suelo nitrogenado y con buen drenaje, prefiriendo desarrollarse a pleno sol.
Su utilización en la gastronomía
Los tallos y las hojas de la borraja se emplean de distintas maneras en el ámbito gastronómico. Pueden usarse crudos en ensaladas o hervirse en caldos y sopas, por ejemplo.
Otras opciones son saltear los tallos o rebozar las hojas. La borraja también es un ingrediente destacado de muchas recetas: sirve como relleno de ravioles o raviolis y para preparar un postre conocido como crespillos (que consiste en rebozar las hojas en una mezcla de huevo, harina, leche, anís y azúcar para luego freírlas), por mencionar dos posibilidades.
La borraja en la medicina tradicional
A la borraja se le atribuyen propiedades sudoríficas, diuréticas, depurativas, emolientes y antiinflamatorias. Por eso, en la medicina tradicional, suelen prepararse infusiones con sus flores y sus hojas.
De sus semillas, en tanto, se obtiene un aceite que se destina al tratamiento de problemas cutáneos, en suplementos dietéticos y para fortalecer el cabello. Por supuesto, antes de apelar a cualquier producto natural o sintético con el objetivo de incidir en la salud, resulta imprescindible consultar a un médico.
El término en el lenguaje coloquial
La idea de borraja aparece en una expresión popular que se utiliza en distintas regiones: agua de borrajas (o agua de borraja, en singular). Se menciona como agua de borrajas a aquello que parecía tener importancia pero que finalmente resulta irrelevante o intrascendente: “El proyecto del gasoducto quedó en agua de borrajas”, “Si no conseguimos fondos, todas nuestras ideas caerán en agua de borrajas”, “Las organizaciones sociales no quieren que las protestas queden en agua de borraja”.
Esta frase se vincula a que, en la Antigüedad, se creía que la infusión de borraja aportaba múltiples beneficios, aunque luego se comprobó que muchas de las propiedades de la planta se perdían en el proceso de elaboración. Así, se empezó a nombrar como agua de borraja a algo que se desea y después no se cumple o a lo que se entendía como un problema serio y al final no lo era tanto.