La etimología de cancelar nos lleva al vocablo latino cancellāre. El término se utiliza con referencia a anular algo.
TemasRevocar o invalidar
Aquello que se cancela, por lo tanto, se revoca o se invalida. La acción de cancelar implica hacer que lo cancelado deje de existir o de tener validez.
Si se cancela un evento, no se lleva a cabo.
Por ejemplo: “Voy a cancelar mi suscripción a la revista ya que lamentablemente no puedo seguir pagándola”, “El gobierno analiza la posibilidad de cancelar las restricciones a las importaciones para que las empresas que necesitan traer insumos del exterior puedan hacerlo sin problemas”, “Debido a la polémica generada por sus contenidos violentos y de índole sexual, el canal decidió cancelar la serie a solo dos meses de su estreno”.
Supongamos que una persona decide registrarse en un sitio web para comenzar a recibir un boletín (newsletter) en su casilla de correo electrónico. De este modo, una vez por semana le llega un mensaje a su email. Tiempo después, este sujeto ya no quiere acceder a la newsletter en cuestión. Por lo tanto regresa al sitio donde se había registrado y elige cancelar la suscripción.
Derogar o abolir
Cancelar también se asocia a derogar o abolir. En la actualidad el concepto suele usarse respecto a lo que realiza alguien cuando opta por dejar de consumir la producción de un artista debido a algún motivo que va más allá de su trabajo.
Tomemos el caso de un actor denunciado por violencia de género. Frente a las pruebas que salen a la luz, muchos de sus admiradores anuncian en las redes sociales que lo van a cancelar: es decir, ya no mirarán sus películas ni sus series. Se trata de una forma de condenarlo por su conducta reprochable que va más allá del castigo legal.
Cultura de la cancelación
Lo expresado en los últimos dos párrafos responde a la denominada cultura de la cancelación, un concepto que surgió entre 2010 y 2020 para designar a tal fenómeno de dejar de apoyar a una persona o compañía a causa de sus actos. Dicho de otra manera, cuando dicen o hacen cosas que la sociedad considera inadmisibles, quienes respetan los principios de esta cultura los cancelan, los reducen al olvido, como si nunca hubieran existido.
La popularidad de esta expresión alcanzó su pico en 2018, pero también encontró una gran controversia por quienes apoyan la libertad de expresión. Estos últimos prefieren un mundo en el cual se abran oportunidades para dialogar, donde no sea tan fácil condenar a alguien sino que existan extensas investigaciones antes de cancelarlo para siempre. La naturaleza instantánea de las redes sociales es perfecta para esta cultura, ya que en cuestión de minutos personas de todo el planeta pueden pasar de adorar a alguien a boicotear su carrera profesional por medio de mensajes de texto, memes y vídeos en los que lo condenan por un supuesto caso de comportamiento reprobable.
Cancelar a alguien es dejar de apoyarlo, hacer de cuenta que no existe.
Cancelar malos pensamientos
Con respecto al bienestar de uno mismo, hay diversas terapias que persiguen la plenitud a través de un esfuerzo continuo por evitar que el estrés y los malos pensamientos se apoderen de nosotros. La palabra «cancelar», en este marco, se usa con el sentido de «cortar» o «detener» un hilo de ideas nocivas, de salirnos de cualquier camino que nos pueda conducir a la angustia, al odio, a la ansiedad.
Pensemos en las malas rachas, cuando creemos que todo nos sale mal y empezamos a describir nuestra vida en un tono fatalista: «ya no sé que voy a hacer, me echaron del trabajo, debo dos meses de alquiler, tengo cortes de luz todas las semanas… seguro que mañana me atropella un coche». Esta seguidilla de pensamientos negativos nos pone en un estado de vulnerabilidad, nos nubla la visión y nos conduce a más desgracias, que luego se justificarán con las anteriores en un círculo interminable. Es entonces que debemos decirnos «¡cancelar!», y buscar la luz, aquello que no hayamos probado y que pueda sacarnos del pozo.
