El vocablo latino centesĭmus llegó a nuestra lengua como centésimo, un adjetivo que alude a la posición o la cantidad que sigue a lo nonagésimo noveno. También se llama centésimo a cada una de las partes de las cien idénticas en que se produce la división de una unidad.
Por ejemplo: “Quisiera tener un centésimo de la riqueza que ostenta este magnate”, “El centésimo aniversario de la empresa será celebrado con una gran fiesta popular”, “¿Podrías dedicar aunque sea un centésimo de tu tiempo a estudiar? Si sigues así, nunca lograrás graduarte”.
Se conoce como centésimo, céntimo o centavo a una fracción monetaria de la divisa de ciertos países. El valor de esta fracción es equivalente a la centésima parte de lo que vale la moneda en cuestión: “El gobierno autorizó un incremento de dos centésimos en el precio del litro de gasolina”, “No pagaría ni un centésimo para asistir a un concierto de este artista”, “Mi jefe quiere conformarme con unos pocos centésimos, pero no estoy dispuesto a trabajar más por tan poco dinero”.
La noción de centésimo suele utilizarse en las monedas de países como Uruguay (el peso uruguayo) y Panamá (el balboa panameño). En Bolivia, México, Argentina y otras naciones, en cambio, se usa la noción de centavo, mientras que en Venezuela, Costa Rica y Perú se prefiere el término céntimos.
Hay monedas que no contemplan ninguno de estos términos: ni centésimo, ni centavo ni céntimo. El rublo ruso, por citar un caso, se fracciona en kopeks. La libra esterlina, por su parte, lo hace en peniques.
De la misma manera, no podemos pasar por alto tampoco que la moneda de Ucrania, grivna, se divide también en 100 kopeks y la de Croacia, la Kuna croata, se divide en 100 lipa.
Dentro del ámbito cultural tenemos que establecer que se ha utilizado en más de una ocasión el término que nos ocupa para darle título a todo tipo de obras. Este sería el caso, por ejemplo, de la obra teatral “El centésimo mono”, que viene a ser una comedia que gira en torno tanto a la magia como a la muerte. La misma fue dirigida por Osqui Guzmán.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que en el ámbito de la literatura existen distintos libros con el término que estamos abordando. Un ejemplo de eso es “La centésima puerta” que está escrita por Alfredo Cernuda.
Ese libro viene a contar que cuando Bagdad cayó en manos del ejército de Estados Unidos numerosas bandas procedieron a saquear y vaciar el Museo Nacional de Iraq. Por ese motivo, un experto en la civilización sumeria llamado Ayman Mansûr recibe el encargo de proceder a huir de la ciudad con una importante obra: el sello de los destinos. Y es que es la manera de poder evitar que caiga en manos inapropiadas.
No obstante, esa persona, que tiene una misión clara, entrelazará su vida con las de dos personajes más y juntos vivirán una aventura realmente trepidante. Nos estamos refiriendo a una joven rebelde llamada Gabriela y a Noah Stein, un abogado relacionado con los Illuminati.
