El término cieno, que deriva del latín caenum, hace referencia al lodo de consistencia blanda que se encuentra en lugares húmedos y en el lecho de lagunas y ríos. Se conoce como lodo, por otra parte, a la combinación de agua y tierra.
Más allá de que es habitual la utilización de ideas como cieno, lodo, barro y fango como sinónimos, el cieno alude específicamente al lodo que se halla en el subsuelo o en el fondo de algún cuerpo de agua. En esos casos, la tierra suele mezclarse con el agua subterránea.
Por ejemplo: “El pequeño estuvo saltando durante horas en el cieno, divirtiéndose”, “Ten cuidado de no resbalarte por el cieno”, “El bote quedó encallado en el cieno mientras los jóvenes intentaban atravesar la laguna”.
Debido a su consistencia, cuando se acumula una gran cantidad de cieno puede resultar difícil avanzar sobre él. Una persona que hunde sus pies en el cieno, de este modo, puede resbalarse o tener que hacer un gran esfuerzo para levantar los pies y dar pasos. Si en un río o en una laguna el nivel del agua es bajo, también es posible que una embarcación quede varada debido al cieno.
Existe un tipo particular de cieno que se conoce con el nombre de lama, el cual no se usa en el habla cotidiana. Se trata específicamente del cieno que permanece en el fondo de los parajes en los cuales durante mucho tiempo haya habido agua. Su composición no es la misma en todos los sitios, ya que depende de las partes por las que hayan pasado las corrientes y del tipo de tierra que hayan lavado.
Por lo general, esta clase de cieno es un compuesto de los siguientes materiales: humus (o mantillo), arcilla, tierra calcárea y restos de animales y vegetales. Los ríos de gran caudal tienen en sus desembocaduras en el mar grandes bancos, que se extienden de forma considerable; en Egipto, por citar un caso, la fertilidad de los suelos se debe en gran parte a los bancos que forma el Nilo.
La fertilidad es uno de los puntos fundamentales de la lama, ya que se trata de un tipo de abono muy eficaz, sobre todo si posee un alto contenido de restos vegetales. En el fondo de las lagunas o los estanques en donde se desarrollan plantas acuáticas, por otro lado, se forma un cieno que en realidad no puede ser aprovechado con este objetivo a menos que se deje un mínimo de dos años expuesto al aire libre.
Algo similar ocurre con el légamo de mar o limo, el cual solamente puede aprovecharse como abono si se deja reposar un par de años. El limo se define como un sedimento que transportan el viento y los ríos en suspensión, hasta que se deposita en el fondo de los cursos de agua o bien en superficies que hayan sido inundadas.
Retomando el ejemplo del río Nilo, era común que luego de las inundaciones se depositara esta combinación de materia en zonas secas, donde formaba un excelente abono que resultaba ideal para la agricultura en la antigüedad; sin embargo, tras construir la presa de Asuán se interrumpió el flujo de limo.
El concepto de cieno, por otra parte, puede utilizarse de manera simbólica para nombrar a aquello que resulta sucio, desagradable, escabroso o indecoroso: “Estuve tirado en el cieno por culpa del alcohol, pero logré salir gracias al apoyo de mi familia”, “Para desarrollar una carrera política hay que introducir las piernas en el cieno y yo no estoy dispuesto a hacerlo”, “El cieno de la corrupción salpica a todos los directivos de la empresa”.
