Antes de proceder a conocer el significado del término clavícula, tenemos que proceder a descubrir el origen etimológico del mismo. En este caso podemos exponer que se trata de una palabra que deriva del latín. Exactamente procede de “clavicula”, que es el hueso que viene a unir el omóplato con el esternón.
Se trata de una palabra que se formó a partir de la suma de dos claros componentes:
-El sustantivo “clavis”, que significa “llave”.
-El sufijo “-ula”, que puede traducirse como “pequeña”.
De ahí que clavícula también sea sinónimo de “pequeña llave”.
La etimología está vinculada a una llave de tamaño pequeño, aunque el concepto se emplea en el marco de la anatomía.
Las clavículas son los huesos del ser humano que se hallan en el sector superior del pecho, articulándose con el acromion del omóplato y el esternón. Con apariencia de una letra S escrita en cursiva, vinculan el tórax y los miembros superiores.
La clavícula y el omóplato (también denominado escápula) forman la cintura escapular, que se divide en las regiones posterior, media y anterior. Cada clavícula tiene dos extremidades, dos bordes y dos caras. A diferencia de los denominados huesos largos, no cuenta con diáfisis, epífisis ni canal medular.
Diversas lesiones y trastornos pueden afectar a la clavícula. Su fractura es relativamente frecuente, siendo más habitual en los niños que en los adultos. En algunos casos la fractura de clavícula se produce como consecuencia de un parto complicado.
Sobre las fracturas de clavícula podemos destacar otra serie de aspectos relevantes como son los siguientes:
-Existen tres grupos de fracturas: I, II y III.
-El grupo I hace referencia a las que se producen en el 1/3 medio mientras que las del grupo II afectan al 1/3 externo y las del grupo III a 1/3 interno.
-Las del grupo II se dividen a su vez en las del tipo I de Neer, donde los ligamentos coracoclaviculares están intactos; las de la clase II de Neer, donde hay lesión de los ligamentos coracoclaviculares y las de tipo III. Estas últimas se identifican por tener fractura-arrancamiento de lo que se da en llamar placa coracoidea.
La inmovilización y la cirugía son los tratamientos más habituales para hacerle frente a las mencionadas clases de fractura de clavícula. Para elegir una u otra opción habrá que tener muy claro el grupo al que afecta la misma y la gravedad de ella.
La luxación acromioclavicular, por otra parte, implica un daño de la articulación que relaciona un extremo de la clavícula con un borde del acromion.
Cabe destacar que las clavículas han desaparecido de la mayoría de los animales. En los mamíferos ungulados, por ejemplo, la ausencia de la clavícula le confiere una mayor capacidad de movimiento al omóplato. En el caso de las aves, las clavículas se fusionaron con la interclavícula para la aparición de un nuevo hueso.