Estar compungido es sentirse triste o acongojado.
Compungido es un adjetivo que permite calificar a quien se encuentra dolido o afligido. El término procede del verbo compungir: entristecerse de un padecimiento ajeno o de una falta propia.
TemasTriste o acongojado
Aquel que está compungido, por lo tanto, se siente triste o acongojado. Por ejemplo: “El rostro compungido de la niña me provocó un gran dolor”, “Compungido, el hombre le avisó a su hijo que no podría estar presente en su fiesta de cumpleaños”, “Sigo compungido por la muerte de mi mascota y eso que ya han pasado dos años del hecho”.
A lo largo de estos tres ejemplos podemos advertir ciertos matices que van más allá de la mera definición del término, así como la presencia de ciertos sentimientos o ciertas sensaciones que pueden ir de la mano de la compunción. Comencemos por el primero, en el cual el emisor afirma haber sentido un profundo dolor simplemente por el gesto compungido de una niña: aquí tenemos de forma implícita la empatía, la capacidad de ponernos en la piel del otro para intentar sentir su sufrimiento y comprenderlo, sobre todo si nunca hemos pasado por algo similar.
La segunda oración nos habla de un hombre que se siente muy afligido por no poder asistir a la fiesta de cumpleaños de su hijo. Le cuenta esto sin ocultar sus sentimientos, mostrándose compungido, de manera que su mensaje tiene un contenido que no es textual, sino que el interlocutor debe entender por medio de la observación, el conocimiento del emisor, el contexto y otros factores que hacen a la circunstancia en particular. Si el primero no quisiera ir a la fiesta, podría decir las mismas palabras con una intención opuesta, de manera que no basta con la lengua para completar la comunicación.
El último ejemplo toca un tema extremadamente delicado: el duelo. En este caso, el emisor asegura sentirse compungido por el fallecimiento de su mascota aunque haya tenido lugar dos años antes. Es muy común encontrarse con frases como «la tristeza se pasa en unos meses», pero este dolor es absolutamente personal, único en cada individuo, y no podemos predecir cuánto nos marcará. En el mejor de los casos, aprendemos a vivir con él y seguir adelante, pero sería muy raro deshacernos de este sentimiento, como si no hubiéramos perdido a alguien importante.
Situaciones de ejemplo
Múltiples motivos pueden hacer que alguien quede compungido. Supongamos que un joven, al caminar hacia la casa de su novia, se cruza con varios niños que están pidiendo limosna. El muchacho queda compungido ya que sabe que, si bien puede ayudarlos con algo de dinero, esos chicos se enfrentan a muchos peligros en las calles y padecen condiciones de vida muy difíciles.
Tomemos el caso de una mujer que se entera de que una amiga se ha quedado sin empleo. La noticia la deja compungida: conoce lo complicado que es encontrar trabajo y se pregunta cómo hará su amiga para cubrir sus necesidades sin obtener ingresos económicos.
La compunción es única en cada persona.
Por supuesto, la intensidad de la compunción varía según la razón y de acuerdo a cada persona. Un individuo puede estar compungido por los problemas de salud de su padre o por una derrota de su equipo de fútbol. Obviamente el pesar que experimenta por el estado de su progenitor es mucho más profundo que el malestar provocado por un resultado deportivo.
El habla cotidiana suele prestarse a usos relativamente exagerados de términos como éste, e incluso más, como cuando decimos «estoy muerto/a» (haciendo referencia al cansancio extremo) o «me estoy ahogando» (porque hace demasiado calor). De todos modos, como mencionamos anteriormente, cada persona experimenta la compunción de una manera única, por lo cual debería compararse con el amor o la felicidad.
