El condicionamiento es una clase de aprendizaje mediante el cual se asocian dos eventos. Puede distinguirse entre dos tipos básicos de condicionamiento: el condicionamiento clásico y el condicionamiento operante.
El condicionamiento clásico, que también se conoce como condicionamiento respondiente y condicionamiento pavloviano, fue postulado originalmente por el fisiólogo ruso Ivan Pavlov. Se trata de una forma de aprendizaje asociativa que tiene su origen en los principios que Aristóteles proclamó en la ley de contigüidad.
Esta ley sostiene que, cuando dos sucesos suelen acontecer a la vez, cada vez que aparece uno, viene el otro a la mente. Este tipo de condicionamiento, de este modo, tiene lugar cuando un estímulo que no generaba una respuesta, termina siendo vinculado con otro estímulo que, en cambio, ya producía tal respuesta. Así el primer estímulo, finalmente, comienza a desarrollar la misma respuesta.
Tipos de condicionamientos
En cuanto al condicionamiento operante o instrumental, esta modalidad de aprendizaje implica la existencia un estímulo reforzador que es la consecuencia contingente a una respuesta que un sujeto emitió con anterioridad. Esto se vincula a la puesta en marcha de una nueva conducta, y no al vínculo entre estímulos y respuestas preexistentes.
Se conoce como estímulo incondicionado (EI) a aquellos impulsos a los que reaccionamos naturalmente; es decir que para enfrentarlos no necesitamos aprender nada, son incondicionales al aprendizaje; estímulo condicionado (EC), en cambio, es aquella respuesta que puede desarrollarse gracias a un aprendizaje previo; y estímulo neutro (EN) es aquel que no provoca ninguna respuesta.
El aprendizaje en los animales
B.F. Skinner es el psicólogo norteamericano que planteó el concepto de condicionamiento operante, el cual se refiere a la actitud que tienen algunos animales de actuar. Se refiere a la influencia que el medio ambiente en las respuestas que estos tienen frente a los diferentes estímulos.
Se trata de la teoría del aprendizaje que intenta discernir aquellas conductas que son nuevas para el organismo debido a que no se encuentra programado genéticamente.
Un evento reforzante es una recompensa que se recibe a cambio de otra cosa, por ejemplo en el caso de los perros, al ofrecerles una golosina si realizan determinada acción, se les está mostrando un evento reforzante que condicionará su accionar. Por su parte, un estímulo reforzante es un incentivo del medio ambiente, que al ser aplicado al organismo, puede ser aprehendido y colaborar con un aumento en la frecuencia de la respuesta del individuo.
Dentro del condicionamiento operante, en definitiva, existen muchas formas de aprendizaje: por reforzamiento (se utiliza el estímulo reforzante para conseguir la reacción del animal), por evitación (métodos aversivos que el animal puede evitar en caso de realizar lo que se le pide), supersticioso (una consecuencia relacionada con estímulos reforzantes o aversivos, consiguen que aumente la frecuencia de la conducta deseada), por castigo (la realización de lo que se le pide, será penada de forma poco agradable. El miedo es protagonista de que se realice la acción) y por olvido (las conductas que no son tratadas por ninguno de los métodos anteriores, disminuyen su frecuencia de aparición. Es decir que cuanto menos importancia se les dé, más rápido desaparecerán de la conducta normal del animal).
Diferencias entre los condicionamientos
En pocas palabras, un condicionamiento operante consiste en un conjunto de estímulos que tienen por finalidad conseguir que el organismo que los recibe haga una determinada cosa. Según Skinner no solamente los animales pueden aprender así, sino también las personas.
Por último, cabe señalar que entre las diferencias que existen entre el condicionamiento clásico y el condicionamiento operante, puede mencionarse que, en el segundo, la asociación aparece entre las respuestas y los efectos que producen de éstas. Por otra parte, cuando se trata del condicionamiento clásico, el denominado estímulo incondicionado no tiene dependencia alguna de la respuesta que brinda la persona.
Otra diferencia muy importante es que, en el condicionamiento clásico, no es voluntaria la respuesta que emite el individuo. En cambio, en el condicionamiento operante, suele ser fruto de la voluntad.