Una contusión es un daño que se produce en alguna parte del cuerpo a causa de un golpe que no genera una herida exterior. Se trata de una lesión física no penetrante por la acción de un objeto duro que actúa sobre el organismo con fuerza considerable.
Por ejemplo: “Una mujer de setenta años de edad sufrió una contusión ante el descarrilamiento de una formación del ferrocarril”, “El choque produjo varias contusiones al jugador del Club Atlético El Fomento”, “Tengo una contusión en el codo porque me caí en la ducha”.
Tipos de contusión
La contusión, término proveniente del latín contusio, puede tener distinta gravedad de acuerdo a la energía que se haya aplicado sobre el organismo. Las contusiones superficiales se conocen como equimosis, mientras que las lesiones sobre los huesos pueden ser fracturas (la pérdida de continuidad normal de la sustancia ósea).
Entre los síntomas de una contusión, se encuentran el aumento de volumen en el lugar del golpe, la aparición de edemas y el dolor. Cabe destacar que, como la contusión no altera la integridad de la piel, no afecta la epidermis. La piel, en cambio, puede cambiar de color por la sangre derramada.
Las contusiones leves no requieren de mayores tratamientos. Los especialistas recomiendan aplicar compresas frías o hielo en el sector del golpe para reducir la inflamación. Si la contusión es moderada, se puede elevar la parte afectada para facilitar la circulación. En el caso de las contusiones fuertes, que incluso pueden afectar a los órganos sólidos, lo mejor es consultar a un médico.
Un trauma que afecta al tejido del cerebro
Se denomina contusión cerebral a un trauma que afecta el tejido del cerebro y que puede estar relacionada con múltiples microhemorragias, o sea con la pérdida de sangre a través de minúsculos vasos. Este tipo de daño suele aparecer luego de lesiones graves en el cráneo aproximadamente en un 25% de los casos. Una de sus consecuencias es la pérdida de funcionalidad de la mente por tiempo indeterminado; asimismo, es el punto de partida de la hernia cerebral (la compresión de ciertas partes del cráneo, muchas veces letal).
Entre los síntomas más comunes de una contusión de este tipo podemos mencionar: somnolencia, dificultades cognitivas, amnesia, falta de coordinación de los movimientos y afasia. Cabe mencionar que esto depende en gran parte de la ubicación de la lesión; los ganglios basales, las zonas cercanas al tercer ventrículo, el extremo superior del tronco, y la unión entre la materia blanca y la gris son los sitios más comúnmente afectados.
Causas de la contusión cerebral
Por lo general, las contusiones cerebrales son causadas por golpes; en estos casos, la lesión del cerebro se produce justo debajo del área de la colisión. Es importante señalar que colaboran con el incremento de la presión intracraneal, lo cual puede resultar en que los tejidos más delicados sean literalmente aplastados. Por esta razón, el tratamiento se debe enfocar en primer lugar en evitar que se produzca una inflamación.
Dicho aumento de presión representa un peligro considerable para una persona. Algunas de las prácticas para controlar la hinchazón consisten en prevenir que decrezca la presión arterial (hipotensión), que falte sodio (hiponatremia) y que la sangre pierda dióxido de carbono (hipocapnia). En ciertos casos los médicos suelen recurrir a la cirugía para reducir la presión. Además, muchos pacientes requieren de un control exhaustivo y muy frecuente durante su recuperación.
Los boxeadores son muy propensos a estos traumas, y no todos logran recuperarse; en 2011, Román Simakov, un joven de 27 años nacido en Rusia, murió luego de haber sufrido una contusión cerebral causada por fuertes lesiones en la cabeza. Si bien este caso en particular despertó una gran polémica ante las sospechas de un complot, se trata de un deporte brutal, que puede dejar irreparables secuelas en sus practicantes.