Cordón, del francés cordon, es una
cuerda que puede estar confeccionada con diversos materiales. Lo habitual es que esta cuerda tenga forma cilíndrica y que se utilice para sujetar algo. Por ejemplo: “Necesito un cordón para atar el fardo”, “Hay mucho viento: mejor ajusto el cordón de mi vestido”, “La ventana se mantiene cerrada gracias a un cordón que está atado a una piedra”.
Los cordones, también conocidos como cintas, trenzas o agujetas, son el elemento que se usa para sujetar los zapatos a los pies. Cada cordón tiene que pasarse por los ojales del calzado de manera tal que los atraviese. La sujeción se completa con un nudo: “Ten cuidado, tienes los cordones desatados”, “Mi hijo aún no aprendió a atarse los cordones”, “Mira que zapatillas más originales: son verdes y tienen cordones amarillos”.
En el campo religioso nos encontramos con la existencia del cordón de oración, que es utilizado por los ortodoxos para poder llevar una mejor cuenta de los rezos que realizan. En concreto dicho elemento, conformado por nudos de lana e incluso con cuentas de madera, se asemeja en cierta medida a los conocidos rosarios que tienen los cristianos para llevar a cabo sus correspondientes rezos.
La noción de cordón también hace referencia a lo que en algunos países se conoce como bordillo: la unión entre la vereda o acera que transitan los peatones y la calle o calzada por donde circulan los vehículos. Lo habitual es que el cordón sea un escalón de entre 5 y 10 centímetros de altura: “El coche subió al cordón y atropelló a un niño”, “Estoy tratando de enseñarle a Bobby que no debe bajar del cordón hasta que no le de la orden correspondiente”.
En del ámbito sanitario tenemos que subrayar la existencia de lo que se conoce como cordón sanitario. En concreto este es un término que se emplea para referirse al conjunto de acciones, medios y elementos de diversa índole que existen en una zona determinada con el claro objetivo de frenar la propagación de situaciones que ponen en peligro la salud tales como las plagas o las epidemias.
Dentro del cuerpo del ser humano nos encontramos con diversos tipos de cordones. Así, por ejemplo, está el cordón espermático que es aquel que tienen los hombres y que se define por ser el conjunto de órganos que se encuentran protegidos por tejido celular de tipo laxo y que se caracterizan por ir desde el testículo hasta lo que es el conducto inguinal.
El cordón umbilical, por otra parte, es el cordón que, en los mamíferos placentarios, vincula al feto o embrión con su placenta. Este cordón permite el intercambio de alimentos y sangre entre ambos.
Además de los seres humanos también algunos animales tienen cordones, aunque de diferente tipología. De esta manera nos encontramos con el hecho de que los caballos en ocasiones cuentan con un cordón en el rostro, que no es más que una raya de color blanco que atraviesa aquel desde la frente hasta la zona de la nariz.