El crecimiento es la acción y efecto de crecer. Este verbo, a su vez, hace referencia a tomar aumento natural, a producir aumento por añadir una nueva materia o a adquirir aumento en sentido simbólico.
En el caso de los seres vivos, se conoce como crecimiento al aumento irreversible de tamaño que experimenta un organismo por la proliferación celular. Esta proliferación produce estructuras más desarrolladas que se encargan del trabajo biológico.
El crecimiento, por lo tanto, implica un aumento del número y del tamaño de las células. El fenómeno se produce gracias a la asimilación de los nutrientes: sin nutrientes, el crecimiento es defectuoso o nulo.
Hormonas y crecimiento
Las hormonas también son protagonistas del proceso de crecimiento ya que se encargan de acelerar o inhibir la división celular. Entre las principales hormonas que contribuyen al crecimiento de los seres humanos, se encuentran el estrógeno (producida en los ovarios de la mujer, ayuda al desarrollo de las glándulas mamarias), la corticosterona (acelera el metabolismo), la somatotropina (regula el desarrollo corporal y el crecimiento de los huesos) y la testosterona (activa y mantiene los caracteres sexuales externos del hombre).
Es importante tener en cuenta que el crecimiento del ser vivo continúa de manera constante hasta que llega la edad adulta y el organismo alcanza su madurez.
En el campo de la botánica también se hace uso del término crecimiento. En ella lo habitual es hablar de crecimiento secundario anómalo, que es aquel que se produce en una serie de plantas y que no es aquel habitual que tiene lugar en las eudicotiledóneas o en las gimnospermas. En este caso fundamentalmente aquel tiene lugar en las llamadas monocotiledóneas.
El concepto en la ginecología
De la misma forma, dentro del ámbito de la medicina y concretamente de la ginecología también se emplea el término que ahora estamos abordando. Concretamente en él se habla de lo que se conoce como crecimiento intrauterino retardado que viene a dejar patente que el feto está sufriendo un retraso en su desarrollo.
Una intoxicación o la malnutrición fetal o materna son las dos principales causas que pueden traer consigo ese retardo en el crecimiento del feto que se traduce fundamentalmente en el hecho de que el mismo tiene un peso que se encuentra muy por debajo de lo que es normal.
Problemas en el crecimiento de un feto
No obstante, también pueden ser el motivo de ese retraso en el crecimiento malformaciones de tipo congénito, alcoholismo de la madre, placenta circunvalada o síndromes de tipo genético.
Existen diversos tipos de problemas de crecimiento de este tipo. Este sería el caso del intrínseco, que es cuando la causa de aquellos son defectos de los cromosomas del feto; el idiopático, que tiene lugar cuando se desconoce por completo el origen de todo ello; el extrínseco, que es consecuencia de una patología placentaria; o el combinado, que es fruto de mezcla de factores extrínsecos e intrínsecos.
Uso simbólico de la noción
Por otra parte, el crecimiento puede trascender lo físico. El crecimiento económico, por ejemplo, está vinculado a un aumento de la productividad, el consumo y otros indicadores propios de la economía: «Argentina lleva nueve trimestres consecutivos de crecimiento económico».
También puede hablarse de crecimiento espiritual, crecimiento interior, etc., haciendo referencia a cuestiones simbólicas o no materiales.