El vocablo latino cubicŭlum llegó al castellano como cubículo. Así se denomina a un cuarto o un espacio de dimensiones reducidas.
Un espacio delimitado
La noción de cubículo puede emplearse de distintas maneras. Muchas veces el término se utiliza para aludir a un sector pequeño, diferenciado del resto del ambiente. Hay empresas que crean cubículos para sus empleados, quienes trabajan todos juntos en la misma área pero cada uno en su lugar particular.
Las compañías dedicadas al telemarketing o telemercadotecnia suelen organizar su entorno de trabajo con cubículos. Con tres paneles, arman zonas de trabajo individuales, donde cada empleado tiene su silla y computadora. Un supervisor, en tanto, puede controlar el desarrollo de la actividad.
Un cubículo también puede ser una superficie cerrada o abierta destinada a la exhibición de un objeto. Un museo, por mencionar un caso, puede exponer una joya en un cubículo de cristal. A diferencia de aquello mostrado sin ningún tipo de protección, lo que se presenta en un cubículo cerrado está a resguardo.
Algunos ejemplos
Por ejemplo: “Cuando me marché de la casa de mis padres, alquilé un cubículo donde apenas entraba una cama”, “Mi lugar de trabajo es un cubículo incómodo y mal iluminado”, “Los consumidores pueden retirar su pedido de un cubículo ubicado a pocos metros de la entrada”.
En el primer ejemplo tenemos un uso diferente al que le damos en los párrafos anteriores: mientras que veníamos hablando de un modo de organización de un gran espacio para crear pequeñas oficinas o para exponer artículos de valor, en esta oración se habla de cubículo como sinónimo de vivienda de escasas dimensiones. Dado que no se especifican sus características, no podemos saber si cuenta con alguna habitación además de la principal, como ser un cuarto de baño o una cocina; lo único que sabemos es que el inquilino no está a gusto con el tamaño.
La segunda oración sí hace referencia a una de las acepciones antes mencionadas, y agrega un dato con respecto a las características de estos espacios de trabajo: si son demasiado pequeños, pueden resultar incómodos para el empleado. Desde luego, esto no ocurre en todos los casos, ya que algunos cuentan con escritorios en forma de «L», para una mejor organización de los materiales de trabajo.
Finalmente tenemos un ejemplo en el cual el concepto de cubículo tiene una acepción ligeramente diferente: en este caso no se trata de un espacio de trabajo ni de exposición de artículos, sino de uno que se ha destinado especialmente a la entrega y recogida de pedidos. Esto puede ser muy útil para agilizar el trabajo de los empleados y evitar pérdidas de tiempo en ese último paso que consiste simplemente en que el cliente tome lo que ha comprado y se retire del establecimiento.
En la antigua Roma
En las viviendas de la antigua Roma, por otra parte, se llamaba cubículo (en latín, cubicŭlum) a la habitación que se usaba como dormitorio. Antes de continuar debemos mencionar otros conceptos relacionados. Por ejemplo, la domus, nombre que recibía un tipo de casa usada en aquella época, habitada por familias de buen pasar económico, cuyo padre se conocía como dominus.
En la domus, cada cubicŭlum se ubicaba en torno al atrium. Aquí tenemos otro término específico, el atrium, que en español se dice atrio y se define como el patio presente en estas casas romanas y también en ciertos templos. Con el tiempo, se empezó a llamar cubicŭlum (cubículo) a las cámaras funerarias que se encontraban en las catacumbas, o sea que se usaban como tumbas para que allí descansaran los muertos de un grupo específico, ya fuera social o familiar.