El verbo dar procede del vocablo latino dare. El término se emplea de diversas maneras de acuerdo al contexto.
Las primeras acepciones mencionadas por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario aluden a donar (ceder de manera voluntaria, obsequiar) y a entregar (hacer que algo pase a otra persona). Por ejemplo: “Te voy a dar un libro que heredé de mi padre”, “Siempre tenemos que dar nuestra ayuda a aquellos que la necesitan”, “Por favor, me tienes que dar otra oportunidad”.
Conceder, conferir y otorgar son otras acciones que pueden mencionarse como dar: “Le voy a dar un descanso a Gómez, siento que no está rindiendo al máximo”, “Los rumores señalan que el presidente le va a dar el cargo de ministro de Hacienda a su cuñado”, “No le pienso dar tregua a mi ex pareja hasta que cumpla con el acuerdo”.
Dar, por otra parte, puede ser el acto de producir o generar: “En el verano, esta planta va a dar muchas flores”, “Mi hermano cree que el alquiler de la casa familiar nos puede dar una buena renta”, “La vaca, cuando crezca, te va a dar mucha leche”.
Impartir o recibir una clase o lección (“La escritora fue contratada para dar una conferencia en el centro cultural municipal”), llevar a cabo una acción (“Al enterarse la noticia, el niño comenzó a dar saltos”), aplicar un golpe (“¡Si no te retractas, te voy a dar un puñetazo!”), repartir naipes (“Te toca dar a ti”), comunicar el pésame (“Voy a llamar a la tía Carlota para darle el pésame”), untar algo (“Mañana le voy a dar otra mano de pintura a la puerta”) y poner en marcha el mecanismo que permite que la electricidad, el agua o el gas circulen (“Ya terminé con los cables, ahora voy a dar la electricidad nuevamente”) son otras de las acepciones de dar.
A grandes rasgos, podemos decir que el verbo dar siempre denota una acción con un cierto grado de «movimiento» desde un punto hacia otro, sea una cuestión física o simbólica. En el caso de un obsequio que alguien entrega a otra persona, el verbo dar nos habla de un gesto que tiene un sentido generalmente profundo, para celebrar un acontecimiento o felicitarla por un logro; sin embargo, no deja de ser el traspaso de un bien, el cual cambia de propietario al ser comprado, y luego al ser entregado al destinatario.
La actividad de dar un masaje, por otro lado, consiste en la aplicación de una serie de técnicas para manipular las capas musculares del cuerpo, tanto las superficiales como las profundas, con el objetivo de mejorar las funciones del organismo, colaborar con los procesos de recuperación, reducir la actividad muscular refleja y promover el bienestar general por medio de la relajación.
En este caso, podemos decir que el masaje es un servicio que una persona brinda a otra, una actividad que involucra un intercambio de energía en ambas direcciones, pero en especial en la del individuo que lo recibe. En otras palabras, el masajista le aplica al paciente un tratamiento que le provoca resultados positivos que luego quedarán en él, y por eso podemos decir que se lo «da».
En un sentido más simbólico aún, darle nuestro apoyo a alguien también tiene sentido en cuanto la otra persona recibe una serie de consejos y la posibilidad de desahogar sus penas, una oportunidad que le provoca un cambio, que le deja algo nuevo en su sistema emocional.
La expresión dar un paseo puede parecer muy diferente a todas las anteriores en un primer momento, ya que no hay un receptor claro del «paseo»; sin embargo, si pensamos que la actividad tiene como objetivo dar a nuestro cuerpo un tratamiento para fortalecerlo, promover la circulación y respirar aire puro, el uso del verbo dar parece bastante apropiado.
