La etimología de dársena nos lleva a un vocablo de la lengua árabe que puede traducirse como «casa de fábrica» o «casa de industria». El término hace referencia al sector de un puerto que cuenta con algún tipo de resguardo construido de manera artificial para favorecer el fondeo de las embarcaciones y para facilitar las tareas de carga y descarga de mercaderías.
La raíz etimológica alude a que las primeras dársenas eran muelles donde tenía lugar la fabricación y la reparación de los barcos. Con el tiempo estos resguardos artificiales empezaron a utilizarse de distintas formas.
Precisamente, a causa de estas coincidencias en las primeras versiones de dársenas surgieron confusiones entre ambos conceptos, las cuales se presentan a menudo en la actualidad. Para entender las diferencias entre ambos, veamos en primer lugar una breve definición del término muelle.
Se conoce con el nombre de muelle a la construcción que se lleva a cabo en el agua para permitir a los navegantes atracar las embarcaciones y los barcos, es decir, arrimarlas entre ellas o bien a tierra firme, con el propósito de efectuar sus diferentes actividades de carga y descarga, las cuales pueden involucrar tanto mercancías como pasajeros, según el caso.
La construcción de un muelle se puede realizar utilizando varios materiales, entre los cuales destacan la madera, el ladrillo y la piedra. Con respecto al medio en el cual se lleva a cabo, los más frecuentes son un río, un lago o el mar, y se afianza en su lecho a través de bases que actúan como firmes sostenes.
Volviendo al concepto de dársena, se asemeja al de muelle en varios aspectos: ambas se construyen de forma artificial, y en aguas que se usan para la navegación; ambas facilitan las tareas de carga y descarga, esenciales en muchas actividades portuarias; ambas permiten arrimar las embarcaciones con comodidad a tierra firme. Un término clave en este contexto es surgidero, que es como se denomina el lugar en el cual dan fondo las naves, es decir, donde se aseguran haciendo uso de anclas; tanto el muelle como la dársena se diseñan contemplando esta acción.
Se conoce como dársena de ciaboga a aquella que se destina precisamente a la ciaboga, la operación que consiste en invertir completamente el sentido de la nave, o sea, rotarla 180 grados en su eje vertical. El espacio que se requiere para esta maniobra varía según el método que se aplique, el cual puede involucrar el uso de máquinas tales como los remolcadores o bien las propias del barco mismo, junto con sus anclas. Para dar con esta medida es necesario estudiar adecuadamente el área máxima que ocuparán todas las máquinas utilizadas durante la ciaboga, teniendo en cuenta asimismo cuestiones que hacen a las características del agua.
Los puertos modernos suelen contar con varias dársenas. De este modo, las embarcaciones que arriban encuentran facilidades para sus operaciones. Por ejemplo: «Las autoridades portuarias anunciaron que el mes próximo se iniciará el dragado de las dársenas», «Un buzo de la Armada encontró esta mañana el cuerpo de la víctima en la dársena sur del puerto», «El joven cayó al río desde una dársena y tuvo que ser rescatado por la tripulación del crucero».
El concepto de dársena también se emplea para nombrar a la superficie que permite el estacionamiento de automóviles y otros vehículos que deban realizar carga y descarga en un centro comercial, un aeropuerto, una estación ferroviaria, una terminal de ómnibus, etc.: «No puedes estacionar aquí: esta dársena es exclusiva para taxis», «El autobús ingresó a la dársena a alta velocidad y terminó chocando contra una columna», «Por favor, no se acerquen a la dársena hasta que el vehículo esté completamente detenido».