Antes de proceder a conocer el significado del término deportación, vamos a descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos exponer que se trata de una palabra que deriva del latín. Exactamente es fruto de la suma de tres componentes de dicha lengua:
-El prefijo «de-«, que se usa para indicar «de arriba hacia abajo».
-El verbo «portare», que es sinónimo de «llevar».
-El sufijo «-cion», que se emplea para representar «acción y efecto».
Deportación es el acto y la consecuencia de deportar. Este verbo (deportar), por su parte, refiere a enviar forzosamente a una persona a un sitio -extranjero o no- a modo de castigo.
La deportación se vincula al destierro ya que implica expulsar al individuo de un cierto territorio. Por lo general se trata de una medida de tipo político cuyo objetivo es sacar de un país o de una región a aquellos que incumplen con determinadas normas o principios.
Un inmigrante cuya residencia en un Estado no se encuentra legalizada puede ser víctima de la deportación. En estos casos, las autoridades nacionales expulsan al inmigrante y lo envían nuevamente a su lugar de origen. No se trata de una decisión de la persona, sino que la deportación se realiza obligatoriamente: no es posible oponerse.
En otros casos, la deportación puede deberse a un motivo religioso o étnico: un gobierno decide que quienes pertenecen a un determinado grupo ya no pueden residir en su territorio. Las deportaciones incluso pueden ser el paso previo a un genocidio, como ocurrió cuando el régimen nazi deportó a los judíos y otras colectividades a campos de concentración para asesinarlos. Las víctimas fueron sacadas de sus hogares y trasladadas por la fuerza a los centros de exterminio.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que en la España del siglo XV también se produjeron deportaciones. En concreto, por un motivo étnico y religioso, los judíos fueron expulsados de esa tierra y algunos siglos más tarde también sucedió lo mismo, pero en este caso con los moriscos.
Aunque lo habitual es que el deportado sea enviado al extranjero, también existen las deportaciones internas. En el siglo XIX, por ejemplo, el gobierno estadounidense impulsó la deportación de los pueblos aborígenes del este al oeste de la nación. A través de mecanismos como la compra de tierras y la firma de tratados, muchos indígenas tuvieron que abandonar sus hogares y radicarse en otra parte del suelo de los Estados Unidos.
En la actualidad, en España, por ejemplo, se puede determinar la expulsión de ciudadanos que no sean españoles cuando cometen infracciones graves o muy graves como son:
-Participar en actividades que atentan contra la seguridad nacional y que pueden dañar las relaciones del país con otras naciones.
-Facilitar, promover, impulsar o facilitar con ánimo de lucro lo que es la inmigración clandestina con destino en España o en tránsito.
-Llevar a cabo la contratación de trabajadores extranjeros sin haber conseguido, de manera previa, lo que es la necesaria autorización de trabajo y de residencia.
-Encontrarse de forma irregular en el país por no tener la autorización de residencia, por tener esa caducada desde hace más de tres meses o por no haber conseguido obtener lo que es la prórroga de estancia.