Desfalco es el acto y el resultado de desfalcar. Este verbo, proveniente del vocablo italiano defalcare, alude a apropiarse de fondos que debían custodiarse o administrarse. La acción también puede referirse a quitar a alguien la confianza o el favor que se le daba.
Un desfalco se produce cuando una persona se apropia de algo de manera indebida. Quien comete el desfalco realiza un fraude al no cumplir con las obligaciones de custodia que tenía sobre los valores en cuestión.
En primer lugar, veamos una breve definición del concepto de fraude, para poder brindar más contexto sobre el cual apoyarnos: a grandes rasgos, podemos decir que se trata de lo contrario a un actitud caracterizada por la rectitud y la defensa de la verdad. Si nos situamos en el terreno de las leyes, entonces es correcto afirmar que un fraude de ley provoca un perjuicio a un tercero.
Si comparamos el concepto de fraude con el de estafa, su principal diferencia es que abarca un rango más amplio de situaciones que el segundo, el cual se define como un delito contra el patrimonio o la propiedad. En el caso particular del desfalco, se puede definir como una clase de fraude financiero, el cual tiene ciertas características bien específicas, que se exponen a continuación.
Según la definición que aporta la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, una agencia de gobierno perteneciente a México que se conoce por la sigla Condusef, el fraude financiero es una acción que alguien (ya sea una persona física o una jurídica) lleva a cabo con el objetivo de percibir un beneficio como resultado de un daño que provoca en la economía de un tercero. Por lo general, para hacer efectivo el fraude financiero se buscan datos personales de las víctimas.
Entre los ejemplos más comunes en la vida cotidiana se encuentran los cargos erróneos que muchas veces encontramos en los resúmenes bancarios. El banco nos ofrece un servicio financiero, y cuando aprovecha nuestros fondos para hacer usos indebidos se puede decir que comete un desfalco. En algunos casos, el susto es aún mayor, como cuando descubrimos que nuestra cuenta está vacía, a pesar de que debiéramos tener todos nuestros ahorros en ella.
Las tecnologías actuales vuelven el desfalco más fácil de concretar que nunca, ya que nuestros datos personales están muy expuestos a los robos, aunque las grandes compañías nos prometan grados se seguridad sin precedentes.
El desfalco puede vincularse a recursos públicos o a fondos privados. Esto quiere decir que el individuo puede quedarse con caudales que pertenecen al Estado o con dinero del sector privado. Cuando el delito se basa en hacerse con bienes en custodia para realizar un uso privado, se habla de apropiación indebida. El desfalco cometido por un funcionario sobre efectos estatales, por su parte, se tipifica como malversación de fondos públicos.
La tipificación del desfalco, por lo tanto, varía de acuerdo al código en cuestión. A nivel general puede afirmarse que consiste en quedarse, de manera fraudulenta, con la propiedad de una posesión que lícitamente tenía otro sujeto. En definitiva, se trata de un delito cometido contra el patrimonio: el legítimo propietario ya no puede disponer de su bien por la acción ilícita del otro.
Supongamos que un empleado debe administrar el dinero de su empresa y pagar los salarios de los trabajadores, comprar insumos para la oficina, abonar impuestos, etc. Esta persona, en lugar de cumplir con sus obligaciones, se apropia de los fondos, no paga nada y hace que la compañía se endeude. Cuando esta situación sale a la luz, el empleado es acusado por el desfalco.
